De Brasil a Horcajo de la Sierra. Un viaje de miles de kilómetros que es, precisamente, el que han realizado las monjas de esta pequeña localidad de la Sierra Norte de Madrid.
Un cambio radical para estas religiosas, que han pasado del sol brasileño al frío invierno de la sierra. De hecho, la hermana Joselanea se ríe cuando le preguntan por este frío: “Hace muchísimo frío”. Aun así, ellas aseguran que “aquí se vive muy bien. En invierno es todo muy tranquilo y en verano empieza a venir la gente”.
Estas cuatro monjas viven en la antigua casa del cura de Horcajo de la Sierra, ahora rehabilitado, pero también viajan por otros quince pueblos de la zona. “Intentamos llegar a todos para visitar a las personas y para hacer la animación litúrgica los domingos”, explica Joselanea.
Pertenecen a la congregación de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo, fundada en Brasil en 1984. La madre María José fue la creadora de esta organización que busca evangelizar a través del trabajo.
Además de cuidar enfermos, estas Carmelitas también colaboran con Cáritas, donde dan clases de español a personas que vienen de otros países y que no saben nada del idioma. De igual manera, hacen una distribución de alimentos una vez al mes.
“Vamos al encuentro de la persona, que está un poco triste, y cuando nos ve le entra la alegría. Eso es muy satisfactorio”, reconoce Joselanea.