Más cerca y más ilustre de lo que parece, por las calles de Fresno de Torote (a 34 km. de Madrid y con 2.000 habitantes) pasaron grandes nombres de nuestra historia como Quevedo o el Marqués de Santillana. Hoy el núcleo principal está deshabitado y los vecinos viven en la pedanía de Serracines, a sólo 2 kilómetros.
Descubrimos su entorno de ribera, tierras de labor y monte bajo, adonde acuden multitud de aves, y nos remontamos hasta el siglo XV para encontrar los orígenes de Fresno, fundada por el Marqués de Santillana para los trabajadores de sus tierras.
Visitamos la iglesia de Serracines, su pequeña tienda y estanco y el bar de Paco, punto de encuentro, al igual que Casa Perico, donde el flamenco encuentra su hueco.
Entre sus gentes, un empresario que decidió cambiar dinero por tiempo, y que ahora se dedica al alquiler de huertos, los miembros del Club Motero o del Club de Radiocontrol. Y es que aquí no hay aburrimiento que valga. Para descargar adrenalina, nada más divertido que un partida de airsoft en uno de los mejores campos de Madrid.