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(Actualizado

Corte de digestión. Quién no se acuerda de ese consejo que tanto madres como abuelas no se cansan de repetir... "no te metas en el agua hasta que pasen dos horas, que se te corta la digestión"... Realmente denominarlo corte de digestión no es correcto, su nombre es síncope de hidrocución y si se produce puede hacerlo independientemente del proceso digestivo. Este problema lo tenemos a consecuencia de un reflejo de inmersión externo por una alteración brusca de los reflejos al entrar en contacto con el agua... en los peores casos puede provocar incluso la pérdida de conocimiento o una parada cardiaca... Por cierto, especial precaución con los niños porque ellos son más propensos a sufrir este síncope de hidrocución. ¿Se puede prevenir? Por supuesto que sí, tan sencillo como evitar exponernos al sol durante un largo periodo de tiempo si luego vamos a entrar en el agua. Tampoco debemos hacer ejercicio físico intenso antes del baño y no podemos tirarnos a la piscina si acabamos de comer, especialmente si nos hemos dado un homenaje o tomado bebidas alcohólicas. Lo mejor a la hora de darnos un baño es ir entrando poco a poco en el agua para que nuestro cuerpo se adapte progresivamente al cambio de temperatura.

Rubeola. Hablamos de una infección vírica contagiosa cuyos síntomas son dolor en las articulaciones y erupciones. Es menos contagiosa que el sarampión, de hecho muchos niños nunca llegan a contraer esta enfermedad, pese a ello, hay otras poblaciones de riesgo que han de mantenerse alerta frente a este virus, como es el caso de las embarazadas, si padecen rubéola en las primeras semanas corren el riesgo de sufrir un aborto o de dar a luz un hijo con defectos congénitos, tales como los visuales o auditivos, es lo que se conoce como el Síndrome de Rubéola Congénito, un trastorno con el que nacen cada año unos 110 mil niños. Para combatir este problema de momento no existe un tratamiento, por ello, los especialistas nos recomiendan vacunarnos, es la mejor forma de prevenir la aparición de esta patología. La que por cierto se transmite de unas personas a otras de forma muy sencilla, basta con que una persona que tenga el virus estornude o tosa cerca de nosotros para que nos contagiemos. También seremos víctimas de la rubéola si entramos en contacto con superficies contaminadas.

Dieta y alcohol. No comemos las mismas cosas que durante el resto del año, un cocido madrileño o una fabada asturiana quizás no nos parezcan tan apetecibles como una ensalada fresca... y es que la altas temperaturas nos piden un ligero cambio en la dieta. Aunque tomemos otros alimentos no significa que no vayamos a estar bien nutridos y cubramos nuestras necesidades diarias. Lo hacemos si seguimos nuestra dieta, la mediterránea, que es rica en verduras, frutas, legumbres, pescado, lácteos... nos aporta todo lo que nuestro cuerpo necesita. Por ejemplo, con tanto calor nuestro organismo pierde sales minerales a causa del sudor, para reponerlas lo más recomendable es que tomemos ensaladas de frutas y verduras o gazpacho, un alimento muy español que además nos protegerá porque contiene beta carotenos y licopenos procedentes del tomate, la zanahoria y el pimineto. Si seguimos en la línea de las ensaladas... añadiendo atún, huevo o salmón estamos ingiriendo las proteínas necesarias. También apetece mucho ahora la fruta, especialmente la de temporada, como el melocotón, la pera, la sandía o el melón... tomados de postre o entre horas, son una de las opciones más saludables.