El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ha descrito al pueblo de Madrid como la "saludable proporción entre el Carnaval y la Cuaresma". Lo ha hecho tras recibir a la Cofradía del Entierro de la Sardina en el Patio de Cristales de la Plaza de la Villa, donde se ha celebrado el penúltimo último acto del Carnaval madrileño.
"El desmadre total sin cierta dosis de temperancia lleva al caos; del mismo modo, el orden a rajatabla y sin vía de escape alguna lleva al agarrotamiento y, quizá, a un estallido de caos más incontrolado aún. La solución a este nudo gordiano moral que ha hecho escribir ríos de tinta a los filósofos la ha hallado intuitivamente el pueblo de Madrid con esta saludable proporción entre el Carnaval y la Cuaresma", ha defendido Almeida.
"Don Carnal y Doña Cuaresma, la juerga y la penitencia, representan dos tendencias del alma humana que alcanzan su plenitud cuando armonizan en equilibrio", ha sostenido el alcalde en el día en el que se pasa del uno a la otra.
Martínez-Almeida ha definido el tradicional Entierro de la Sardina como "una de las más hilarantes costumbres que ha aportado un color vivaz a la peripecia vital madrileña, como Francisco de Goya, primer cofrade de honor de esta benemérita institución (la Cofradía) retratara con maestría al inmortalizar este rasgo del alma de Madrid, que es Villa, Corte y maravillosa patria de chirigotas, murgas y charangas".
El alcalde ha agradecido a los cofrades la pervivencia de la tradición del Entierro de la Sardina. También ha trasladado su homenaje a la Alegre Cofradía del Boquerón, integrada por mujeres. "Hoy, alegres cofrades, sois protectores de la memoria viva de esta Villa. Ya lo dijo San Antonio de Padua, a quien rinde culto la Ermita de San Antonio de Florida en la que cada año recaláis durante vuestro recorrido: 'Las acciones hablan más que las palabras'. Lleváis décadas protegiendo y celebrando cada año nuestra identidad castiza, y lo venís haciendo desde las acciones, no desde las palabras", ha trasladado.
Almeida se ha despedido deseando que el "humorístico recorrido del féretro de la sardina recuerde que, aunque puedan cambiar muchas cosas en esta ciudad, siempre estará la esencia y la tradiciones bien custodiadas gracias a un puñado de risueños madrileños empeñados en atesorarla".