Bielorrusia afronta duras sanciones tras haber desviado un vuelo comercial de Atenas a Vilna para proceder a la detención de un periodista crítico con el régimen de Lukashenko. Un dirigente que ha decidido prohibir a la prensa informar en directo de las protestas opositoras.
Los países de la Unión Europea van a estudiar este lunes una serie de sanciones contra el régimen de Bielorrusia, incluida la suspensión del sobrevuelo del espacio aéreo de ese país, después de que desviara un avión de Ryanair hasta Minsk para detener a un opositor refugiado en el extranjero.
Este lunes, la Unión Europea consideró ue se debe llevar a cabo una investigación internacional sobre el desvío y aterrizaje forzoso. "La UE considerará las consecuencias de esta acción, incluida la adopción de medidas contra los responsables", dijo hoy el alto representante para Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, en una declaración en nombre de la UE en la que pide además la "liberación inmediata" del periodista opositor Román Protasevich.
"Al llevar a cabo este acto coercitivo, las autoridades bielorrusas han puesto en peligro la seguridad de los pasajeros y la tripulación. Se debe llevar a cabo una investigación internacional sobre este incidente para determinar cualquier incumplimiento de las normas de aviación internacional", afirmó Borrell.
Por su parte, la Fiscalía lituana anunció la apertura de una investigación criminal después de que las autoridades bielorrusas desviaran al aeropuerto de Minsk un vuelo de la aerolínea Ryanair que volaba de Atenas a Vilna, incidente que calificó de "secuestro" y al que se suma la desaparición ilegal de personas.
Tras el aterrizaje del aparato en Minsk las autoridades detuvieron al periodista disidente bielorruso Roman Protasevich, de 26 años, y a su novia, la rusa Sofia Sapega, estudiante en una universidad lituana. Otras cuatro personas, que podrían ser agentes bielorrusos que seguían al periodista desde Atenas, tampoco prosiguieron el viaje a Vilna.
Un ciudadano francés explicó a periodistas anoche a la llegada del avión al aeropuerto de Vilna que Protasevich, sentado dos filas delante de él, entró inicialmente en pánico cuando el piloto anunció que el aparato aterrizaría en Minsk.
"Gritaba y discutía con las azafatas, diciendo que no, que no podían aterrizar. Después ya no estaba atemorizado ni enfadado", explicó el viajero en declaraciones recogidas por el portal de noticias lituano 15min.
Agregó que los pasajeros tuvieron que permanecer cerca de siete horas en una zona del aeropuerto de Minsk, donde tuvieron acceso a comida y bebida, pero no pudieron ir al baño.
Otro viajero explicó que inicialmente pensó que el aterrizaje del avión en Minsk se debía a algún problema con el aparato, aunque después entendió que ese no era el motivo real.
Cuando Protasevich, sentado a tres filas de este pasajero, oyó la noticia de que iban a aterrizar en la capital bielorrusa, se levantó, abrió el portaequipajes, comenzó a sacar cosas de su bolsa que podían contener información, como su móvil y su portátil, y se los dio a su novia, agregó.