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Han sido iconos de la restauración madrileña, pero en los últimos años locales como Nebraska y Riofrio han cerrado sus puertas. De todas estas cafeterías de toda la vida, solo queda una, El Brillante, que ahora se reinventa: su bocadillo de calamares sale de la capital y llega al centro comercial de Getafe, Nassica.

Paloma Baena es cocinera en El Brillante desde hace cinco meses. Nos explica a Telemadrid cuál es la clave para que sea tan crujiente su bocadillo de calamares. "Es un producto de calidad, la fritura en aceite de oliva virgen extra y una mezcla muy bien proporcionada entre harina de trigo y de garbanzo, que repele la grasa. Todo esto es nuestra seña de identidad", afirma la cocinera.

Julián Corrales conoce bien al propietario de El Brillante, Alfredo Rodríguez Reyero. El padre de Alfredo fue el que creó la primera cafetería. 70 años después es de los pocos clásicos de la restauración madrileña que no han cerrado sus puertas.

"Los días de grandes concentraciones podemos vender hasta mil bocadillos"

"Lo bueno de que estemos frente a la estación de Atocha es que aquí terminan las manifestaciones o se celebran los éxitos deportivos. Desde las tres de la mañana aquí hay gente trabajando. Los días de grandes concentraciones podemos vender hasta mil bocadillos", señala Julián Corrales.

"Nosotros somos también comida rápida, típica madrileña y sobre todo sana"

Ahora El Brillante expande su modelo de negocio a los centros comerciales. "Alfredo Rodríguez Reyero quiere hacer historia y que nuestro bocadillo de calamares sea conocido por todos los madrileños. Por un centro comercial, a lo largo del año, pasan millones de personas. Muchos de ellos están cansados de la comida rápida que hay en esos espacios. Nosotros somos también comida rápida, típica madrileña y sobre todo sana", destaca Corrales.