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La expresidenta madrileña Cristina Cifuentes se sienta en el banquillo como investigada en el llamado 'caso máster'. Se enfrenta a 3 años y 3 meses de cárcel por un delito de falsedad documental. Siempre ha mantenido que defendió su famoso trabajo fin de máster, aunque en su declaración este viernes en la Audiencia de Madrid ha dicho no lo hizo ante un tribunal, sino en un acto "informal".

Reconoce por primera vez que "no estuvo afortunada" apareciendo en aquel vídeo en Instagram con esa supuesta acta que acreditaba que había hecho el máster . Un documento que, en todo caso, y esa parece que va a ser su estrategia de defensa, mantiene que no ordenó falsificar.

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La expresidenta de Madrid ha comentado que realmente no defendió su Trabajo de Fin de Máster (TFM) en 2012, sino que lo entregó y lo explicó "en líneas generales" a varias personas en un acto "muy informal", y ha reiterado que no ha encontrado ningún trabajo de ese curso.

En esta causa también están procesadas María Teresa Feito, exasesora de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y funcionaria de la Universidad Rey Juan Carlos, y Cecilia Rosado, directora el máster que reconoció que falsificó el acta a instancias del catedrático que dirigía el Instituto, Enrique Álvarez Conde.

"Realmente yo no defiendo mi trabajo: yo entrego el trabajo y lo explico en línea generales. Me sorprendo porque fue un acto muy informal"

"Realmente yo no defiendo mi trabajo: yo entrego el trabajo y lo explico en línea generales. Me sorprendo porque fue un acto muy informal", ha dicho Cifuentes a preguntas de la fiscal del caso.

Ha precisado que no sabe si las personas a las que entregó el TFM, que eran "dos o tres", eran las que luego lo evaluarían, aunque dio por hecho que "serían profesores de la universidad" y supuso que "lo trasladarían a quien correspondiera para su evaluación". No obstante no tiene la certeza porque ella no había tenido relación con sus profesores, solo con el catedrático Enrique Álvarez Conde, director del Instituto de Derecho Público. "No se si esas personas eran un tribunal o no", ha sostenido, y ha explicado que les entregó el trabajo "no en un aula, sino en una sala de un despacho", en un acto que "no duró mucho" y en el que se limitó a "explicar el trabajo en líneas generales" y "muy por encima".

Durante su declaración Cifuentes ha relatado que en 2011, cuando era vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, decidió hacer el máster en Derecho Autonómico y Local porque le pareció interesante tras hablar con Dionisio Ramos, que había sido compañero suyo en la Universidad Complutense, quien le puso en contacto con Enrique Álvarez Conde. Fue Álvarez Conde el que le explicó que no era necesario ir a clase, un requisito que ella necesitaba dado su cargo en la Asamblea regional, sino solo hacer trabajos para cada asignatura, lo que ella hizo.

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Ha precisado que ella le hacía llegar los trabajos solo a ese catedrático, en papeles que le enviaba a través de conocidos o de personal de su gabinete, ya que al catedrático no le gustaban los correos, y de hecho él le matizó algunos de los trabajos que le hizo llegar.

La expresidenta ha asegurado que aún no ha encontrado copia ni del TFM ni de los otros trabajos de ese curso, y de hecho ha comprobado que no tiene "ni un solo trabajo" de toda su carrera. Eso es debido, cree, a que en esos años se mudó cinco veces de casa y dos de despacho y además cuando la nombraron delegada del Gobierno en Madrid su vida entró "en una vorágine" y "en el orden de prioridades este máster no estaba en los primeros puestos".

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Ha relatado que en 2014 solicitó el título de su máster porque estaba actualizando su currículum, aunque no lo recogió hasta finales de 2017 porque no lo necesitaba.

Cuando eldiario.es publicó que no había acabado el máster ella pidió a su gabinete, dirigido por Marisa Rodríguez, que requirieran a la Universidad los documentos pertinentes para poder demostrar que sí lo hizo. Así le llegaron varios documentos, entre ellos el acta del TFM, que envió a la prensa y que mostró en un vídeo que grabó desde su despacho de la Puerta del Sol el 21 de marzo de 2018.

"Fui víctima de un ataque absolutamente injusto y basado en absolutas mentiras"

Precisamente el letrado de la Universidad ha pedido que se exhibiera ese vídeo, que Cifuentes se define como "víctima de un ataque absolutamente injusto y basado en absolutas mentiras", exhibe los documentos que le llegaron del Rectorado de la URJC y asegura: "No me voy, me quedo". La expresidenta ha incidido en que en esos días no habló "con absolutamente nadie de la universidad" y ha reiterado que no podía sospechar que el acta del TFM fuera falsa.

Sobre la prueba aportada por su defensa, consistente en un pendrive en el que hay una copia de su agenda en 2012 en la que aparece que tenía previsto ir a defender su trabajo el 2 de julio de ese año, Cifuentes ha explicado que ella tenía la misma secretaria desde que trabajaba en la universidad -Cristina Abad- y esta persona hacía copias de seguridad de su agenda oficial y de la privada.

Ha explicado que esa agenda pasó a la Comunidad de Madrid cuando fue nombrada presidenta y que cuando ella dimitió de este cargo toda esa información fue guardada por funcionarios en un pendrive que es el que se ha aportado para demostrar que esa fecha constaba en agenda y que no había sufrido de manipulacion posterior.