Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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En otras ciudades europeas lo habrán visto, pero en Madrid el fenómeno es relativamente nuevo. Cajas con candados en mitad de la calle donde, con una clave, los inquilinos de los pisos turísticos dejan las llaves de las viviendas al abandonarlas a la espera del siguiente cliente. Comodidad para los arrendadores y un descontrol para los vecinos, que no saben quién entra y sale de la finca. Ante los problemas de inseguridad y molestias que generan estos pisos turísticos, que cada vez proliferan más en algunos barrios del Centro, ya ha surgido un movimiento que lucha y denuncia este sistema. Es el Comando Loctite.

Apenas se perciben, pero a los vecinos no se les escapa ni uno. Estos candados, colocados en plena vía pública, en mobiliario urbano, son un paso más en la dejadez, según aseguran, de los dueños de los pisos turísticos que tantos problemas les generan.

Aparecen en las calles de La Palma o Luna, en el barrio de Malasaña, o en la Ribera de Curtidores, entre La Latina y Lavapiés, o por todo Chueca.

Los candados aparecen allí donde hay un piso turístico y tras ellos, el Comando Loctite, vecinos que, en clave humorística, denuncian la situación imaginando un ejército de señoras con pegamento en el bolso para sellarlos.

Inseguridad

Los vecinos aprecian una gran inseguridad. No solo porque las llaves de sus portales se encuentren en plena calle dentro de un candado, sino porque los responsables del negocio ya ni se molestan en comprobar la identidad de las personas que entran y salen de sus pisos turísticos.