El exfutbolista internacional David Villa, máximo goleador de la historia de la Selección española de fútbol, que colgó las botas exactamente hace un año, debutó el jueves como atleta en la San Silvestre Vallecana con un tiempo de 38:09 minutos en los 10 kilómetros, a un ritmo de 3:43 el mil.
Sobre el circuito del Ensanche de Vallecas, con frío y viento, el Guaje, con el dorsal 256, terminó en el puesto 253 de la general y en el 31 de su categoría, la de mayores de 35 años (tiene 39).
El asturiano, máximo goleador histórico de la selección española con 59 tantos y también el mejor artillero en los Mundiales, con 9, ha adelgazado 6 kilos desde que se retiró del fútbol y se entrena como corredor popular bajo la dirección de Fernando Marquina, que también aconsejó a Raúl González cuando el 7 madridista dejó el fútbol y se inició en la carrera a pie.
"He acabado sufriendo, porque esto no es lo mío. Llevo poco tiempo corriendo pero es un placer estar con los fenómenos del atletismo y el año que viene seguro que vuelvo", comentó Villa en Telemadrid tras la carrera, en la que se impuso el keniano Daniel Simiu Ebenyo con un tiempo de 27:42 minutos.
Villa, campeón mundial con la selección española en Sudáfrica 2010, se retiró el 1 de enero pasado cuando militaba en el Vissel Kobe japonés (en el que juega actualmente Andrés Iniesta), después de haber pasado, entre otros, por el Real Sporting de Gijón -en el que se formó-, el Zaragoza, el Valencia, el Barcelona y el Atlético de Madrid.
Modalidad internacional
Ni la pandemia ha podido con la San Silvestre vallecana: la modalidad internacional, no la carrera popular, que recorría las avenidas colindantes a la Ciudad Deportiva del Rayo pocas horas antes de que suenen las doce campanadas y después de conseguirse, a golpe de negociación, que la prueba no salga de Vallecas.
Hace 56 años nacía el germen de la carrera de 10 kilómetros, la popular, que reúne el último día del año a miles de personas -más de 40.000 el año pasado, sólo las registradas, a las que habría que unir las que se echan a correr sin dorsal-.
Jóvenes, no tan jóvenes, corredores muy preparados, otros que se quedan en la primera cuesta (la de la plaza de los Sagrados Corazones), quienes van disfrazados, quienes no quieren cargar con sudaderas o mochilas y se resguardan del frío con bolsas de basura a modo de capa, quienes creen que no van a poder llegar y, gracias al aliento y ánimo de las cientos de personas, especialmente en Vallecas, que aplauden y animan a los corredores con un 'esto ya está hecho', aun conocedores de que falta lo peor, el temido kilómetro en la avenida de la Albufera, el 8, todo en cuesta.
Y todo para despedir el año llegando a la meta a escasos metros del campo del Rayo.
Pero la Covid manda y ha habido que dejar la carrera popular por Vallecas para otro año. La que ha recorrido las calles del distrito es la carrera internacional, una prueba en la que los organizadores garantizan la seguridad manteniendo su "vínculo simbólico" con el barrio.
La alternativa es un circuito cerrado de 2,5 kilómetros, cuatro vueltas, con una participación muy reducida y unas condiciones de absoluta seguridad.