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Delicia, la niña de Burundi de cinco años operada hace diez días de un grave defecto congénito craneoencefálico en el hospital Ruber Internacional de Madrid, ha recibido este miércoles el alta médica tras una intervención exitosa que le permitirá tener apariencia normal y buena calidad de vida.

La patrona de la Fundación Kyrukú, Patricia Sendagorta, que ha coordinado el Proyecto Delicia para que la niña fuese operada en España, ha explicado que el caso "era especialmente grave, ya que parte de su cerebro se salía del cráneo, lo que la ponía en constante riesgo de muerte".

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La malformación congénita se llama encefalocele y se produce durante la fase embrionaria y fetal. "En el caso de Delicia el problema era que el encefalocele estaba localizado en la base del lóbulo frontal y lo que hacía su cerebro al salir era comprimir y separar las dos órbitas, con lo que tenía un defecto facial importante y problemas para coordinar la visión", según el neurocirujano Francisco González-Llanos.

Expertos en cirugía maxilofacial explican la complejidad de una operación que se llevó a cabo en 3 pasos, "exponer el encefalocele, reparar el defecto y reconstruir".

La operación se ha resuelto de forma "muy satisfactoria" y la vida de Delicias no corre peligro. La joven burundesa no tendrá secuelas neurológicas más allá de la pérdida del sentido del olfato. Su visión se ha corregido y es esperable un buen resultado funcional y estético.

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En la intervención también ha participado el cirujano maxilofacial César Colmenero, que ha definido la reconstrucción como "muy compleja" ya que "había que devolver parte del cerebro a la cavidad craneal, juntar las órbitas que se encontraban separadas y reconstruir el agujero de la zona frontonasal".

La reconstrucción se ha hecho con tejido del propio paciente. Colmenero ha señalado que la parte más compleja ha sido "la fusión de las dos cavidades oculares en la línea media. Hay que tener mucho cuidado ya que se corre el riesgo de que el paciente se quede ciego -ha añadido-".

Este experto ha asegurado que el rostro de la niña ha quedado normal y su calidad de vida será buena: "Se ha operado hace diez días y ya lleva una vida normal". De no haberse operado, lo más posible, ha dicho, es que una infección acabase con su vida. De no infectarse, tendría problemas de visión por las órbitas "y todo eso ha quedado solucionado".

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Según este doctor, Delicia volverá en quince días o un mes a su país, una vez que los médicos confirmen que no hay complicaciones postoperatorias, mientras tanto estará en Madrid al cuidado de una familia voluntaria.

Una vez en su país, la Fundación Kyrikú continuará pendiente de su recuperación a través de revisiones en consulta y de visitas periódicas a Burundi, donde la organización mantiene una presencia constante.