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Doce días a contrarreloj para rescatar a Julen, doce días en que los 300 miembros del operativo de Totalán están dando lo mejor de sí con la esperanza de recuperar al niño en una montaña que está ofreciendo todas las dificultades imaginables.

Tapón de tierra, desprendimientos en los túneles, contratiempos, desviaciones y múltiples dificultades han sido la tónica estos largos días para rescatar a Julen en Totalán (Málaga).

El domingo 13 de enero, Julen, un niño de apenas 2 años, caeyó a un pozo situado en una finca privada de la mencionada localidad malagueña de Totalán. El orificio, de apenas 25 centímetros de diámetro, dificulta desde el primer momento las labores de rescate. El martes los efectivos localizan una bolsa de chuches y un vaso de plástico en el interior del pozo.

Los equipos de rescate se topan a 73 metros con un tapón de tierra dura, debajo del cual se supone que estaría Julen.

Evalúan las posibilidades

Se comienza a aspirar tierra del interior del pozo, mientras se barajan varias posibilidades: crear un túnel paralelo y otro horizontal de entre 50 y 80 metros para llegar a Julen. Eso fue el 14 de enero.

Un grupo de mineros asturianos llegan a Totalán para ayudar en la parte final del rescate. También llega una empresa sueca que localizó en Chile a 33 mineros. Su aportación un georradar para localizar el punto exacto donde podría estar el niño. El padre de Julen habla por primera vez. Pide que no decaigan los trabajos.

Hallan ADN de Julen

El 16 de enero hallan un pelo de Julen entre el material sólido que extraen del pozo. Al tiempo trasciende que las obras del pozo no tenían permiso de la Junta de Andalucía.

El padre de Julen asegura que "Estamos rotos". Comienzan los trabajos de excavación. Se entuba el pozo. Se estima que Julen está a 80 metros.

Los mineros y la gran dureza del terreno

Los desprendimientos y la dureza del terreno obligan a cambiar de planes. Se opta por dos túneles verticales. Un macizo rocoso de 18 metros complica los trabajos. Se decide que los mineros hagan a mano una galería horizontal que conecte el túnel con el pozo.

El 21 de enero culminan los trabajos del túnel vertical paralelo de 60 metros. Es la hora de los mineros que descienden en una cápsula a un subsuelo que se resiste a dar su brazo a torcer.

Los vecinos, en vigilia, esperan. Los días pasan inexorablemente y cerca de 300 personas no consiguen aún arrancar de las entrañas del Cerro de la Corona a Julen.