Vídeo: REDACCIÓN / EFE | Foto:Telemadrid
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Un teniente de alcalde y una ex concejal del PSC en Pineda de Mar (Barcelona) han aceptado este martes un año de cárcel y otro de inhabilitación por presionar a una cadena hotelera del municipio para que expulsara a los agentes de la Policía Nacional que tenía alojados por el 1-O.

En la sección sexta de la Audiencia de Barcelona se ha iniciado hoy el juicio contra Carme Aragonès, que era teniente de alcalde de Pineda en octubre de 2017, y contra Jordi Masnou, todavía teniente de alcalde de la población, para quienes la Fiscalía pedía inicialmente tres años de prisión.

El juicio, en el que la Fiscalía acusa a los cargos municipales de coacciones, sigue su curso dado que en el banquillo se sienta también el jefe de la policía local de Pineda de Mar, quien no se ha sumado al pacto que los concejales socialistas han alcanzado con el ministerio público a cambio de una rebaja de la condena.

Según relata la Fiscalía en su escrito de conclusiones, hechos que los dos tenientes de alcalde han reconocido íntegramente, la noche del 2 de octubre de 2017, Aragonès, Masnou y el jefe de la policía local, Carles Santacreu, se presentaron de "forma irregular" en un hotel de la cadena Checkin de Pineda donde se alojaban agentes destinados a Cataluña por el 1-O.

El ministerio público sostiene que el objetivo de los tres acusados era "conminar a la dirección de la cadena hotelera, prevaliéndose de la autoridad que representaban, para lograr la expulsión" de los agentes de la Policía Nacional que alojaban.

Los policías salen de Pineda al vencer el contrato con los hoteles

Tras franquear la puerta de acceso al hotel, la comitiva municipal pidió entrevistarse con la dirección del establecimiento, entrando en el despacho del director, ante quien Aragonès, como máxima autoridad municipal porque el alcalde estaba fuera del municipio, junto al "apoyo amedrentador" de los demás acusados, le emplazó a desalojar el contingente de policías nacionales alojados en dos hoteles de Pineda de la misma cadena, según la Fiscalía.

Ante esta exigencia, el director del hotel puso a los responsables municipales al teléfono con el gerente de la cadena hotelera, ante quien Aragonès reiteró su exigencia, si bien el responsable se negó alegando que no había habido ningún problema con sus huéspedes, según el ministerio público.

Con el objetivo de "incrementar su apremio sobre el directivo", la entonces primer teniente de alcalde le pasó el teléfono a Jordi Masnou, quien como responsable de Urbanismo advirtió al gerente "en tono desafiante y conminatorio", según la Fiscalía, de que tenía que echar a "esos clientes sí o sí".

Según la Fiscalía, tras esta conversación, el gerente de la cadena Checkin, "impulsado por el temor a que las anunciadas represalias fueran llevadas a cabo por parte de las autoridades municipales", decidió redactar una carta en que aseguraba que se veían "obligados", bajo la amenaza de cerrar sus hoteles durante cinco años, a desalojar al contingente policial antes de las 16.00 horas del día 3 de octubre.

El Gobierno frena la expulsión de los agentes y el fiscal investiga si es delito

En la primera sesión del juicio, que prosigue mañana, ha declarado como testigo el responsable de la cadena hotelera, quien ha confirmado que los acusados le advirtieron de que "sabían" qué tenían que hacer para cerrarle el establecimiento, por un plazo de hasta cinco años.

Por su parte, un comisario de la Policía Nacional responsable de la logística del 1-O ha explicado que los policías que se hospedaban en el hotel de Pineda de Mar habían sido realojados allí después de que el Govern impidiera atracar en el puerto de Palamós al barco que los llevaba, uno de los motivos que llevaron a condenar por sedición al entonces conseller Josep Rull.

Tras la intervención de los cargos municipales, ha agregado, los agentes de la policía se vieron obligados a abandonar el hotel al día siguiente, 3 de octubre, y la víspera no se les sirvió cena, sino que se les hizo llegar una comida fría preparada en el cuartel de El Bruc.

A las puertas del hotel donde se alojaban los policías nacionales del 1-O se celebraron concentraciones de protesta, lo que derivó en momentos de tensión, en los crispados días posteriores al referéndum unilateral.