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El acoso escolar hace perder a las víctimas hasta medio curso en su rendimiento académico. Así lo indica un estudio de la Fundación Alternativas que pide que se diseñen políticas que permitan detectar el problema de manera precoz. Casi un 17 por ciento de los estudiantes han sido víctimas de ‘bullying’ varias veces al mes en el último año.

En España, un estudiante que es acosado por sus compañeros pierde entre tres y cuatro meses de aprendizaje en Ciencias y entre 4 y 5 meses en Matemáticas y Lectura con respecto a aquellos que no han sufrido esta forma de violencia en el ámbito escolar, según el informe presentado este jueves que detalla "El impacto del acoso escolar en el rendimiento académico en España", cuya difusión coincide con el Día Mundial contra el Acoso Escolar, el próximo 2 de mayo.

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Elaborado por Mauro Mediavilla, profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València e investigador asociado del Instituto de Economía de Barcelona, y la profesora de Economía Gisela Rusteholz, el estudio se centra en la prevalencia del acoso y su relación con variables como el género y el tipo de centro, además de cuantificar su impacto sobre los resultados de la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, 2018).

Sus resultados prueban la relación causal entre el acoso y el rendimiento académico y revelan la importancia que un problema como este puede tener para quien lo padece.

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El acoso se erige como "un obstáculo más en el proceso de enseñanza-aprendizaje", que puede generar un rendimiento académico más pobre y conducir, a corto plazo, al incremento en las tasas de absentismo, fracaso o abandono escolar prematuro, advierte.

Políticas para evitarlo

De ahí que los autores del estudio de la Fundación Alternativas consideren imprescindible no subestimar el problema y dedicar mayores esfuerzos a diseñar políticas que permitan la detección precoz de este fenómeno, que "sigue propagándose" pese a los esfuerzos para visibilizarlo y corregirlo.

Sus consecuencias son múltiples: baja autoestima, depresión, ansiedad, miedo a asistir a clases, sumisión, empeoramiento del rendimiento escolar, dificultades de aprendizaje e integración escolar, altos niveles de soledad, pensamientos suicidas o suicidio consumado.