Los científicos han puesto de relieve cómo los avances de la neurotecnología ayudan al tratamiento de enfermedades degenerativas como el alzhéimer o el párkinson o a lidiar con los efectos del ictus, pero también los riesgos y desafíos que conllevan, como alterar la personalidad, extraer datos confidenciales o mejorar las capacidades cognitivas de una persona.
La Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados (conocida como "Oficina C"), que se puso en marcha hace tres años para asesorar a los parlamentarios y conectar el sistema español de ciencia e innovación con las Cortes, presenta esta semana a los parlamentarios los seis nuevos informes que ha elaborado, en los que se resumen el contexto regulatorio y las evidencias científicas y tecnológicas sobre los diferentes asuntos que han analizado.
Un español, el neurocientífico Rafael Yuste, alerta en Telemadrid de los peligros de la falta de regulación, una brecha que ya está permitiendo a las compañías acaparar los datos cerebrales de los consumidores
Yuste, considerado como uno de los "padres" del proyecto "Brain" que impulsó la administración de Barack Obama y que aglutina los esfuerzos de más de 500 laboratorios de todo el mundo (con unos 6.000 millones de dólares de presupuesto) para descifrar los enigmas del cerebro, ha colaborado a la redacción del informe que resume los avances en neurociencia y las implicaciones éticas que tienen
La privacidad mental
El informe parte de que los progresos de la neurotecnología y los últimos desarrollos en inteligencia artificial abren la puerta a entender mejor el cerebro humano y la posibilidad de conectarlo con ordenadores para mejorar la salud de las personas, pero también que a esas expectativas se unen desafíos legislativos y éticos, y entre ellos el de garantizar la "privacidad mental".
Los investigadores han alertado en este trabajo de la posibilidad real de descifrar imágenes y palabras imaginadas y del riesgo que puede suponer extraer datos cerebrales confidenciales (como los pensamientos) o su posible uso comercial por parte de empresas privadas.
En Singapur, a través de resonancias magnéticas, las IA ya son capaces de leer la mente. Con Inteligencia Artificial ese registro de la actividad cerebral se refleja en imágenes. Es uno de los últimos avances en la neurotecnología. Sin embargo esta tecnología también se puede usar en personas sanas con intenciones que no son benéficas.