Europa registra el 'mollete de Antequera' como nueva denominación protegida
Si hay un pan famoso y valorado a la hora del desayuno ese es el mollete de Antequera, con su aceite de oliva inseparable. Su produccion se remonta al menos a la primera mitad del siglo XVI. Y ahora, Europa reconoce el valor del mollete y lo protege.
La Comisión Europea ha registrado el 'mollete de Antequera' como denominación de origen protegida, en la categoría de Indicación Geográfica Protegida (IGP).
El mollete de Antequera es un pan originario de esta localidad malagueña y con una zona de elaboración y envasado que se extiende al término municipal de Fuente de Piedra.
Se trata de un alimento producido con harina de trigo, poco horneado y con un nivel de humedad elevado, de miga blanda y con forma peculiar, elíptica irregular en su base, y aplanado, con escaso volumen y con restos de harina procedentes del propio proceso de moldeo.
Textura esponjosa
Presenta una textura esponjosa y el color de la corteza es blanco marfil, con leves tonos de vainilla y puede aparecer más tostado por los bordes.
Los orígenes del mollete de Antequera está en los bollos de pan planos, con poca hechura y levadura, que ya hacían los judíos y árabes en Al-Ándalus entre los siglos XII y XV, aunque el origen etimológico del término "mollete" es castellano -muelle significa blando-, en referencia a la esponjosidad y ternura característicos de este tipo de pan.
La elaboración de este producto y el uso de la denominación dentro de España sólo ha perdurado en varias comarcas de Andalucía, quizás por la mayor influencia que tuvo la cultura andalusí, y es en Antequera donde se ha consolidado su elaboración y comercialización a gran escala desde mediados del siglo XX.
Está documentado que el mollete se fabricaba y consumía en Antequera, al menos, desde 1539, fecha en la que aparece en un legajo culinario, en el conocido como Libro de María Enríquez, que forma parte del Archivo del Marqués de la Vega de Santa María, en concreto, en una receta familiar en la que emerge como base principal.
Ya en el siglo XX, fue el panadero antequerano Juan Paradas Pérez quien dedicó parte de su actividad a recuperar la elaboración de molletes, una tradición que se ha conservado hasta nuestros días.
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