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Los magistrados Juan Carlos Campo y Laura Díez, nombrados por el Gobierno, y María Luisa Segoviano y César Tolosa, designados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ya son miembros de pleno derecho del Tribunal Constitucional (TC), donde se celebró su toma de posesión. El presidente saliente, Pedro González-Trevijano, advirtió en su discurso que los integrantes del alto tribunal “no representan a nadie”, ni al Gobierno de turno, ni a quien les nombró, porque al tomar sus decisiones estarán a solas “con su conciencia”.

Los cuatro nuevos magistrados del Constitucional tomaron posesión de su puesto en el Constitucional este lunes, cerrando así la crisis generada por el retraso en la renovación y el enfrentamiento del Consejo General del Poder Judicial con el Gobierno. Entre los asistentes estuvieron la vicepresidenta segunda, Yolanda Díáz; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; y la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxel Batet, entre otros cargos institucionales.

El presidente saliente del Constitucional insistió en su discurso de despedida en que la Carta Magna debe ser el instrumento “llamado a aunar, nunca a dividir” a los españoles, insistiendo en que “ni unos ni otros podemos arrogarnos un poder constituyente, ni tampoco avalar mutaciones de la propia esencia de la Constitución que resulten inconstitucionales”.

González-Trevijano criticó la “hipertrofia” de legislar a golpe de decretos-leyes, algo usual “desde hace ya varias legislaturas” que “violenta el sistema de fuentes, desapodera a las minorías y atenta contra la centralidad del Parlamento”. Criticó, asimismo, que se fuercen los requisitos de “extraordinaria y urgente necesidad” que la propia Constitución contempla.

Pedro González Trevijano | REDACCIÓN

Con la vista puesta en el funcionamiento interno del Tribunal Constitucional, González-Trevijano abogó por abandonar las “falsarias dicotomías entre conservadores y progresistas”, defendiendo las decisiones tomadas por mayoría cuando no hay “imposibles unanimidades, por los demás inexistentes en los demás ámbitos de la sociedad”.

En ese punto afirmó que “el magistrado no representa a nadie. Ni al órgano por el que fue elegido ni a la fuerza parlamentaria que impulsó su proposición”. A la hora decidir “está a solas con su conciencia y solo de ella depende”. Hizo entonces una defensa de la “indeclinable independencia” de los miembros del Constitucional, advirtiendo que su legitimidad depende de “la ausencia de espurios vínculos”.

"En España solo hay una soberanía, la del pueblo español"

González-Trevijano lanzó también un mensaje directamente dirigido a la clase política, a la que advirtió que la Constitución no nace “para proteger y acatar a la autoridad”, sino que es la autoridad “quien debe protegerla y acatarla” como “expresión directa” de la voluntad del pueblo español.

El presidente saliente del Constitucional insistió en que en España “sólo hay una soberanía, la soberanía nacional, la del pueblo español” que refrendó la Constitución, e hizo una advertencia ante tentaciones separatistas: "Ante la Carta Magna no son oponibles soberanías populares que dicen emanar, sin intermediación alguna, del supuesto mandato directo de un colectivo. En España solo hay una soberanía, la del pueblo español. Ante él no caben desfasadas soberanías regias, ni tampoco paralelas soberanías parlamentarias". Y advirtió a aquellos que no respeten esta máxima que “la historia nos previene que si no atendemos a estas señales, los más sombríos pozos de la autocracia nos aguardan".

Cándido Conde-Pumpido y María Luisa Balaguer, aspiran a su presidencia

El pasado 12 de junio expiró el mandato de una tercera parte de los magistrados. Los salientes son Pedro González-Trevijano y Antonio Narváez, designados en su día por el Gobierno de Mariano Rajoy; y Juan Antonio Xiol y Santiago Martínez-Vares, designador por el CGPJ. Su llegada al Tribunal Constitucional supone un cambio en el equilibrio de fuerzas del alto tribunal que pasará a tener mayoría progresista. Queda aún vacante la plaza de uno de los magistrados que nombra el Senado, y que se produjo por la renuncia de uno de los miembros por motivos de salud.

El Tribunal Constitucional avala a sus nuevos miembros y da paso a la mayoría progresista

El primer reto que tendrá que enfrentar el Tribunal Constitucional será la elección de su presidente. Dos magistrados progresistas, Cándido Conde-Pumpido y María Luisa Balaguer, aspiran a ocupar el puesto. Será nombrado el que obtenga más votos entre los 11 miembros del TC. La designación de nuevo presidente se realizará en un Pleno que probablemente se celebrará mañana martes.

La presidencia es clave en la organización y funcionamiento del tribunal de garantías puesto que es quien propone el orden del día de los Plenos y, por tanto, tiene en sus manos llevar a deliberación las sentencias pendientes. Algunas de ellas llevan más de una década pendientes, como la relativa a la Ley del Aborto, en espera de lograr un amplio consenso de los integrantes del Tribunal Constitucional.

La candidatura de Balaguer cuanta con el apoyo de los cuatro magistrados conservadores y podría suponer la fractura del sector progresista, que en principio parecía más inclinado a apoyar a Conde-Pumpido. Ricardo Enríquez, del sector conservador, se perfila como posible vicepresidente, siguiendo la norma no escrita de nombrar 'número dos' del TC a un integrante de la sensibilidad minoritaria en cada momento.

El nuevo presidente deberá cosechar seis votos al menos para ser elegido. Así, Balaguer contaría con los cuatro votos conservadores y el suyo propio, por lo que necesitaría uno más. En ese escenario el voto de María Luisa Segoviano se perfila como decisivo. Hasta ahora no se ha pronunciado, aunque sí dijo en una entrevista concedida a Onda Cero que ahora lo importante es “limar asperezas” en el TC y que el tribunal “funcione”.

Pese a ser progresista, Segoviano fue propuesta por el sector conservador del CGPJ que quería evitar a toda costa la designación de José Manuel Bandrés, del que pensaban que apoyaría sin fisuras a Conde-Pumpido.