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Un guardia civil que participó en el registro de la sede Unipost en Terrasa (Barcelona) ha responsabilizado este jueves a los Mossos de Esquadra de planificar la salida de dicha empresa por una "calle que era una ratonera", donde se aglomeraron centenares de personas cuyas caras eran el "reflejo del odio".

Este suboficial mayor, el tercer testigo de la sesión de este jueves en el juicio del 'procés' en el Tribunal Supremo, ha contado a preguntas del fiscal Jaime Moreno, que el registro de esta empresa el 19 de septiembre de 2017, en la que se incautaron 15.000 cartas certificadas dirigidas a futuros miembros de mesa para el referéndum del 1 de octubre, se practicó con normalidad.

Ha relatado que a lo largo de esa mañana se fueron concentrando manifestantes en el cruce de la calle donde se localiza esta empresa, llegando a reunirse "unas 500 personas", a los que se les escuchaban cantar y gritar. También se sentaron en el suelo y posaron con una urna de cartón, reivindicando la celebración de un referéndum.

Fotografiados, insultados y zarandeados

El primer problema ocurrió por la tarde cuando su superior fue a recoger al letrado de la Administración de Justicia para proceder a la intervención de los sobres encontrados y poder comprobar que el contenido estaba relacionado con el 1-0. Según ha dicho, su jefe y el secretario judicial tardaron más de dos horas en llegar hasta la zona de carga de Unipost y ha recordado que le contaron que ambos fueron fotografiados, insultados y zarandeados.

El jefe de esta operación ya declaró hace dos días ante el tribunal y narró las dificultades para acceder. Además se refirió a los manifestantes como "personas sobreexcitadas".

Metidos en una ratonera por los Mossos

El suboficial mayor ha explicado que debido a este incidente y a la preocupación de ver la cantidad de personas congregadas, la comisión judicial pidió al equipo de seguridad, formado por una veintena de personas de Mossos y Policía local, que planificase la forma de salir allí cuando acabase el registro. Ha añadido que vieron "unas maniobras" del cuerpo autonómico para dejar la calle libre hacia la zona donde menos gente había.

"Nuestra sorpresa fue que en vez de seguir recto, giramos la siguiente calle a la izquierda" y que les metieron por una "ratonera" porque era "estrecha y estaba en obras", ha relatado. El testigo ha continuado explicando que en esa vía había elementos "susceptibles de impedir la marcha" de los vehículos policiales porque había vallas, escombros y zanjas, cuyas tapas fueron quitadas por los manifestantes para que los coches "cayeran en ellas".

"¿Quiénes les metieron?", ha insistido el fiscal, a lo que el testigo ha contestado: "Es un dispositivo que prepararon los Mossos", añadiendo que no es "un especialista en control de masas", pero aquello le pareció "inaudito". En su opinión, era "más sencillo" haber seguido hacia dónde no había nadie.

“El reflejo del odio”

No obstante, durante su declaración ha hecho hincapié varias veces en que la Policía autonómica les ayudó a salir de allí, bajándose del convoy a quitar dichas vallas si bien, aunque "se tuvieron que emplear a fondo", "no podían contener a la gente". "Vi en la cara de la gente, por primera vez en mi vida profesional, el reflejo del odio", ha dicho.

Asimismo, ha enfatizado que pese a que el letrado de la Administración de Justicia, que iba en el mismo coche que él, iba encapuchado, los concentrados vociferaban que le conocían y le llamaban "traidor". También ha recordado gritos e insultos dirigidos a ellos y que les tiraron claveles.