"Ojalá te mueras", es la frase con la que se despidió el agresor tras golpear a la víctima con el borde del teléfono. Un ataque por el que perdió la visión de su ojo derecho. La víctima, un enfermero, le había pedido que se pusiese la mascarilla correctamente. Ocurrió hace dos años en el metro.
Este lunes se ha celebrado el juicio. La Fiscalía ha pedido ocho años de cárcel para el acusado porque argumenta que hubo intención de venganza.
El acusado admite la agresión, pero se justifica, ha declarado que fue un acto reflejo sin intención de hacer daño, al sentir pánico al haberle pegado un puñetazo antes la víctima, negando haberle golpeado con un objeto contundente.
El sanitario, entonces enfermero del Hospital 12 de Octubre, perdió la visión de un ojo por la gravedad de la lesión. Los hechos quedaron grabados por las cámaras del suburbano, que mostraban que el agresor era la única persona que no llevaba mascarilla.
Los testigos presenciales coinciden en que el agresor se mostraba "muy violento" e insultaba a los pasajeros cuando éstos le recriminaron su actitud. Sin embargo, otros aseguran que la víctima "perdió el control" e increpó al acusado.
Procesado y víctima mantienen versiones contradictorias en lo que se refiere a cómo se produjo el golpe. Mientras Juan Camilo manifiesta que le agredió con un brazo, el herido sostiene que pudo ser con un objeto contundente. Los testigos no vieron con qué se produjo la lesión y sospechan que pudo ser con el móvil.
En la prueba pericial, un forense ha expuesto que la víctima sufrió una lesión grave al estallarle el globo ocular, lo que condujo a la pérdida de la funcionalidad del ojo derecho. Además, ha señalado que esa lesión se podría haber producido por un puñetazo o un objeto muy contundente como un bate de béisbol o una pelota.