Quiere dejar claro que no, que ha sido el telón de fondo de algunos de sus libros en 35 años, pero siempre ha rehuido la Guerra Civil. Y por eso, no se cansa de repetir que 'Línea de fuego' no es una novela sobre la contienda española, sino sobre los hombres y mujeres que combatieron en ella, sobre personas.
Arturo Pérez Reverte quiere llevar al lector de la mano para que sienta y viva lo mismo que ellas.
Es casi una experiencia inmersiva en este drama humano. Aprovecha su experiencia como reportero de guerra. Cubrió 7 guerras civiles en diferentes países. Y, desde luego, los testimonios de sus tíos, abuelos, padres... Cree que los testigos del conflicto están falleciendo y que en los últimos años se está olvidando la realidad y se está instalando un discurso simple de división entre buenos y malos.
Piensa que es necesaria una visión global y real que aporte testimonios de los dos bandos y, de hecho, confiesa que esta novela es una respuesta a la extrema izquierda y la extrema derecha, a quienes está convencido que 'Línea de fuego' no va a gustar.
680 páginas que ha escrito en solo 10 meses porque el escritor es un viajero incansable, pero la pandemia impide que lo haga, así que, en este tiempo ha terminado un libro que tenía pendiente y que ha situado en 10 días en la Batalla del Ebro, la más sangrienta en la que fallecieron 21.000 personas.
Y repite que se trata de nuestra memoria y de nuestra historia, necesarias para saber, para entender y para afrontar el futuro.