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Las cuatro especies de grandes simios (bonobos, chimpancés, gorilas y orangutanes) tienen la capacidad de utilizar bromas divertidas al igual que los humanos, con lo que los requisitos previos para el humor evolucionaron desde el ancestro común hace unos 13 millones de años.

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Esa es la conclusión principal de un estudio elaborado por biólogos cognitivos y primatólogos de las universidades de California en Los Ángeles, de Indiana y de California en San Diego (Estados Unidos), así como el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (Alemania). El trabajo aparece publicado este miércoles en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’.

Los bebés humanos se burlan de los demás en broma desde que tienen unos ocho meses. Dado que este comportamiento no requiere lenguaje, tipos similares de burlas juguetonas pueden estar presentes en animales no humanos, como han demostrado los investigadores en el nuevo estudio.

Al igual que el comportamiento bromista en los humanos, las burlas de los simios son provocativas, persistentes e incluyen elementos de sorpresa y juego.

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Bromear es una parte importante de la interacción humana que se basa en la inteligencia social, la capacidad de anticipar acciones futuras y la de reconocer y apreciar la violación de las expectativas de los demás.

BURLAS Y BROMAS

Un gorila con un reglao | EUROPA PRESS

Las burlas tienen mucho en común con las bromas. Las burlas juguetonas pueden verse como un precursor cognitivo de las bromas. Las primeras formas de burlas lúdicas en humanos surgen incluso antes de que los bebés digan sus primeras palabras, ya a los ocho meses de edad.

Las primeras formas de burla son provocaciones repetitivas que a menudo implican sorpresa. Los bebés se burlan de sus padres ofreciendo y retirando objetos en forma de juego, violando las reglas sociales -el llamado incumplimiento provocativo- e interrumpiendo las actividades de los demás.

El nuevo estudio ofrece evidencia de burlas juguetonas en las cuatro especies de grandes simios: orangutanes, chimpancés, bonobos y gorilas.

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"Los grandes simios son excelentes candidatos para las burlas lúdicas, ya que están estrechamente relacionados con nosotros, participan en juegos sociales, se ríen y muestran una comprensión relativamente sofisticada de las expectativas de los demás", indica Isabelle Laumer, de la Universidad de California en Los Ángeles.

El equipo analizó interacciones sociales espontáneas que parecían ser divertidas, ligeramente acosadoras o provocativas. Durante ellas, los investigadores observaron las acciones del bromista, los movimientos corporales, las expresiones faciales y cómo respondían a su vez los objetivos de las burlas.

También evaluaron la intencionalidad del provocador buscando evidencia de que el comportamiento estaba dirigido a un objetivo específico, que persistía o se intensificaba y que los provocadores esperaban una respuesta del objetivo.Los investigadores descubrieron que orangutanes, chimpancés, bonobos y gorilas participaban en comportamientos intencionadamente provocativos y frecuentemente acompañados de características de juego.

COMPORTAMIENTO DE BURLA

Familia de gorilas | EUROPA PRESS

Identificaron 18 comportamientos de burla distintos. Muchos de ellos parecían utilizarse para provocar una respuesta o al menos atraer la atención del objetivo.“Era común que los provocadores agitaran o balancearan repetidamente una parte del cuerpo u objeto en el medio del campo de visión del objetivo, lo golpearan o pincharan, lo miraran fijamente a la cara, interrumpieran sus movimientos, tiraran de su cabello o realizaran otros comportamientos que Eran extremadamente difíciles de ignorar para el objetivo”, explica Erica Cartmill, profesora de la Universidad de California en Los Ángeles.

Aunque las burlas lúdicas adoptaban muchas formas, los autores señalan que se diferenciaban del juego en varios aspectos. “En los grandes simios son unilaterales, en gran medida provienen del provocador a lo largo de toda la interacción y rara vez son recíprocas”, recalca Cartmill.

Las burlas juguetonas ocurrían principalmente cuando los simios estaban relajados y compartían comportamientos similares a los de los humanos. "Al igual que las burlas en los niños, las burlas lúdicas de los simios implican una provocación unilateral, una espera de respuesta en la que el provocador mira hacia la cara del objetivo directamente después de una acción de burla, repetición y elementos de sorpresa", explica Laumer.

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Los investigadores notaron que Jane Goodall y otros primatólogos habían detectado comportamientos similares en los chimpancés hace muchos años, pero este nuevo estudio es el primero en estudiar sistemáticamente las burlas juguetonas.

“Desde una perspectiva evolutiva, la presencia de burlas juguetonas en los cuatro grandes simios y sus similitudes con las burlas y bromas juguetonas en los bebés humanos sugiere que las burlas juguetonas y sus prerrequisitos cognitivos pueden haber estado presentes en nuestro último ancestro común, hace al menos hace 13 millones de año”, sugiere Laumer.