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El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha su campaña contra la mosca negra en el río Manzanares con el objetivo de reducir un 80% su presencia en el cauce fluvial y evitar los mordiscos a personas. Así lo ha explicado el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, en una visita al Manzanares a la altura de Legazpi, donde ha explicado que esta especie apareció en el caudal en 2018 y que desde 2019 se desplegó esta campaña de prevención que aumentó en 2022.

"Es un efecto no deseado de la buena salud del Manzanares, que, como consecuencia de que el agua se encuentra mejor calidad, está más oxigenada, aparece o se modifica la biodiversidad, se renaturaliza y por tanto aparecen estas nuevas especies que como digo pueden ocasionar molestias a los madrileños", ha indicado el delegado de Medio Ambiente, quien ha añadido que hace dos años se aumentó a 2 millones de euros el presupuesto de conservación del río.

Desde ese año, se ha intensificado la campaña de la mosca negro, lo que provocó que en 2023 se consiguiera rebajar un 80% su número y no se recibieran quejas por las molestias de su mordisco, que es "doloroso" y en algunas ocasiones puede provocar una reacción alérgica.

Ante ello, Carabante ha recomendado acudir al centro de salud para que puedan ver el estado de la mordedura. Aún así, ha recalcado que al reducir su presencia es raro que haya algún episodio. "Esperamos que tampoco haya quejas este año. Unas quejas que en el año 2019, 2020 y 2021 fueron muy numerosas y que provocaron muchas veces en algunos puntos concretos del río incluso alguna alarma entre algunos vecinos porque se habían producido mordeduras importantes en el número", ha añadido.

EL TRATAMIENTO

Carabante ha explicado que los trabajos que se despliegan son dos: por un lado se desbroza el cauce, porque "ahí se quedan enganchadas las larvas", y por otro se aplican insecticidas "biológicos y naturales". Además, el año pasado se recogieron unas 20.000 larvas para poder hacer un muestreo e identificar exactamente qué especie es.

El jefe del Departamento de Control de Vectores de Madrid, José María Cámara, ha explicado que el monitoreo de la mosca negra tiene "una ventana de tiempo anual bastante grande" ya que abarca desde principios de marzo hasta diciembre. Se hace una revisión semanal del río para vigilar la población de varias especies y decidir si hacer o no un tratamiento.

"Lo que tenemos es un río que tiene mucha biodiversidad, es decir, dentro de la biodiversidad hay muchas especies de insectos, y dentro de los simulidos hay muchas especies (...) El asunto es intentar llegar a un equilibrio ecológico y ayudar también a ese equilibrio ecológico, si se detecta alguna pequeña desviación, pues para que los ciudadanos no tengan problemas", ha apuntado.

En el caso de la mosca negra, esta pone sus huevos en el agua, en zonas de vegetación, y a partir de esos huevos emerge el adulto. Sus hembras necesitan sangre de vertebrados para poder hacer su puesta de huevos. Es por ello que muerden.

El intenso calor acelera la llegada de la mosca negra

Por último, el biólogo y operario del Ayuntamiento Agustín Cordobés ha señalado que este año las poblaciones de mosca negra "no están muy elevadas" por la primavera "relativamente fría, lluviosa y desapacible" que se está viviendo.

Aún así, esperan que aumenten ahora que llega el buen tiempo y Madrid experimenta un anticiclón. "De hecho, de manera natural, muchas de las especies tienen un pico poblacional ahora en mayo-junio, más bien en junio, y luego tienen otro hacia septiembre-octubre, más pequeño. Entonces, ahora sí que se espera un ascenso poblacional", ha incidido.