La capital española se convierte desde esta semana en la cuarta sede mundial de una exitosa exposición en torno a Pink Floyd y su colosal aportación musical, técnica y creativa a la música, especialmente al directo, "algo así como pasar de la televisión en blanco y negro al color", han señalado sus organizadores. Una experiencia que podremos disfrutar desde este viernes hasta septiembre en IFEMA.
Nick Mason, emblemático batería de la formación y el único que participó en todos sus álbumes, ha supervisado la organización de esta antología, titulada 'The Pink Floyd Exhibition. Their Mortal Remains' y que avanza en sentido cronológico desde sus inicios en los años 60 hasta sus últimos discos, 'A momentary lapse of reason' (1987) y 'The division bell' (1994), ya sin Roger Waters.
Un viaje al universo de Pink Floyd que arranca en los sicodélicos comienzos de la banda en 1967. Un recorrido de 50 años de luces y sombras, con más de 350 objetos recopilados desde la génesis de una de las bandas más influyentes de todos los tiempos.
Canciones manuscritas, instrumentos musicales (una Fender Custom Telecaster), cartas y diseños originales. Momentos de grabación en Abbey Road Studio, la batería de Nick Mason o las famosas guitarras de David Gilmour. O una de sus discos más famosos diseñados: ‘The dark Side Of de Moon’.
"No estabamos locos, es un mito. La gente decía que fumábamos mucha marihuana y ácido pero no es cierto, estamos muy centrados a la hora de diseñar. Y esta imagen de la portada nunca imaginé que tendría este éxito", cuenta Mason.
Una banda volcada en sus directos espectaculares que en los 80 cambiaron la manera de entenderlos. "Te fijas en nuestra historia parece que todo estaba premeditado y que sabíamos lo que estamos haciendo. Y no siempre era el caso". La banda se definió como "exponentes del teatro eléctrico", elevaron el concepto escenográfico a la inclusión de grandes pantallas y, después, de los enomes inflables, como el del cerdo que sobrevolaba la Central Eléctrica de Battersea, en Londres, en la portada de 'Animals'.
Abanderados de la experimentación musical, también puede verse la guitarra de 12 cuerdas Ovation que Roger Water tocó en la gira de 'The Wall' (1979), con la parte de atrás más redondeada para proporcionarles mayor resonancia y un tono más nítido, o el Azimuth Coordinator, dispositivo que empleaba Richard Wright para balancear el sonido en directo a través de un joystick.
El recorrido se acompaña de un sistema de audio por auriculares que se activa cuando el visitante se aproxima a cada estación de la muestra. "Hemos conseguido un sonido espectacular que solo podría ser superado por un concierto de Pink Floyd", han asegurado los responsables.