La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advirtió este martes de que "al contrario de lo que señalan las etiquetas medioambientales, hay vehículos que a pesar de no contar con distintivo 'Eco' o 'Cero Emisiones', contaminan menos que otros que sí disfrutan de estas etiquetas, ya que para su concesión solo se tiene en cuenta la tecnología que usan y no el impacto real de las emisiones que producen".
Según indicó la organización en un comunicado, "el actual sistema de concesión de etiquetas es un sistema injusto". "Primero porque los nuevos motores de gasolina de vehículos de pequeña potencia contaminan igual o menos que muchos coches híbridos no enchufables de alta potencia", explicó la OCU, para añadir que, en segundo lugar, "incluso contaminan menos que los híbridos enchufables de gran cilindrada, cuando estos agotan su batería, lo que sucede pasados unos 40 kilómetros".
"Ocurre lo mismo con los modelos con gas (GLP o GNC), una vez en la carretera no existe forma de comprobar si están usando estos combustibles o están funcionando con gasolina y por tanto su impacto es el mismo, o más elevado, en función de la cilindrada", añadió la organización.
Para la OCU, el sistema de etiquetas ambientales supone "un avance, puesto que las ventajas asociadas a ellas, como el acceso a las grandes urbes en días de alta contaminación, contribuyen a impulsar la compra de coches con motores de tecnologías más limpias, como los eléctricos o los híbridos". Sin embargo, critica que "los precios de estos vehículos son hoy por hoy muy elevados".
En este sentido, la organización de consumidores indicó que un coche eléctrico cuesta de media 2.000 euros más que un híbrido enchufable, 10.000 euros más que un híbrido no enchufable y hasta 12.500 euros más que un modelo con motor gasolina equivalente.
Además, la organización denunció que "aunque la pasada semana se aprobaron unas ayudas a la compra de coches eléctricos e híbridos enchufables, no siempre están disponibles, y con frecuencia se agotan rápidamente".
Asimismo, la OCU advirtió de que "la incertidumbre sobre la tecnología que finalmente se impondrá, y cómo afectarán las restricciones de circulación a los diferentes tipos de vehículos, está provocando que muchos consumidores aplacen la sustitución de su viejo coche, lo que acrecienta los problemas de contaminación".
Por ello, la OCU considera que debe revisarse el sistema de concesión de etiquetas medioambientales para que estas puedan cumplir su objetivo, que no es otro que clasificar a los vehículos de acuerdo con su impacto ambiental real.