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A estas alturas todos saben para que sirve un preservativo, pero hay quien ha encontrado en este método anticonceptivo una solución ingeniosa a problemas más cotidianos. En Cuba lo usan para fermentar vino, para arreglar pinchazos en las ruedas o como boyas.

Más de medio siglo de carencias ha desarrollado en los cubanos un sexto sentido para aprovechar cualquier bien más allá de su uso cotidiano. Se ve en los viejos coches de museo que todavía circulan por La Habana y en otras propuestas ingeniosas. Orestes Estévez utiliza preservativos para mejorar sus vinos, colocándolos a modo de tapón en las botellas ayudando a su fermentación.Sandra Hernández ha encontrado un uso para los condones como elásticos en su salón de peluquería. Otros, los utilizan para la pesca.

También se usan para arreglar pinchazos en una Cuba siempre necesitada de neumáticos.

Con o sin sexo, no parece haber duda de la utilidad de los condones en Cuba.