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El exvicepresidente del Gobierno Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido este viernes en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, había nacido en Solares (Cantabria) en julio de 1951, uno de los políticos españoles que más velaban por el Estado, pues sus compañeros subrayan que lo llevaba "en la cabeza", y cuya valía siempre ha sido reconocida por los adversarios de todos los partidos.

Destacado por su inteligencia, su visión y su manejo de la política, fue ministro de Educación y Ciencia (1992-1993) y después de Presidencia en época de Felipe González (1993-1996).

José Luis Rodríguez Zapatero le hizo portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados y cuando llegó al Gobierno le nombró ministro del Interior (2006-2011) y más tarde vicepresidente del Gobierno (2010-2012).

De esa etapa Rubalcaba se llevó la gratificación de estar al frente del Ministerio del Interior cuando ETA anunció el final de su actividad armada. Había sido uno de sus grandes objetivos, y quedaba pendiente, decía, recuperar la plena normalidad en el País Vasco siempre con el recuerdo y el reconocimiento de las víctimas.

Candidato a la Presidencia

Cuando Rodríguez Zapatero cumplió su compromiso de no ser candidato tras su segunda legislatura, el Comité Electoral eligió a Rubalcaba como candidato a la Presidencia del Gobierno, en las elecciones de 2011, que perdió frente a Mariano Rajoy.

Desde la oposición se convirtió en secretario general del PSOE tras ganar en Sevilla el Congreso Federal a Carme Chacón por solo 22 votos de los delegados, en una de las situaciones más complicadas que ha vivido el partido, después de los recortes aprobados por Zapatero en la recta final de su mandato y tras una reforma del artículo 135 de la Constitución que no fue entendida por buena parte del electorado socialista.

En mayo de 2014, sin poder remontar los resultados electorales y después de acordar con el PP una ordenada y fluida abdicación del rey Juan Carlos en su hijo, Felipe VI, Rubalcaba anunció su renuncia al liderazgo en el PSOE, dando lugar a las primeras primarias que ganó el actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.

Rubalcaba dejó la política y volvió a dar clases de Química en la Universidad Complutense de Madrid, por la que era doctor en Química Orgánica, formación de la que siempre hizo gala y a la que siempre decía que volvería como docente.

"Tenía el Estado en la cabeza"

Quienes le conocían bien siempre decían de él que era uno de esos políticos que tenía “el Estado en la cabeza” y que siempre veía todas las variables posibles a la hora de plantear una estrategia política. Era un buen negociador, enfatizaban, al que se podían confiar las más arduas tareas en los momentos más complicados.

Le gustaba hacer gala de que pese a sus muchos años en primera línea política su vida cotidiana no se había alterado en lo que él consideraba importante, en su relación con su gente de siempre. Su vida cotidiana estaba marcada por una frugalidad que los suyos consideraban a veces incluso excesiva, y repetía una máxima para preservar sus ideales socialistas: "Hay que vivir como piensas porque si no acabas pensando como vives".

El deporte era otra de las pasiones de este corredor de fondo y forofo del fútbol. Acérrimo seguidor del Real Madrid, admitió que las mayores diferencias con Zapatero las tenía por el sentir culé del expresidente.

Aunque centrado en sus clases y sus paseos con su esposa, no perdía el contacto de la política y seguía al tanto incluso de la vida interna del PSOE que lidera Pedro Sánchez, con el que nunca ha tenido sintonía.

Fue uno de los grandes valedores de Susana Díaz en el último congreso y proceso de primarias socialista y esa distancia con Pedro Sánchez fue determinante para que Rubalcaba rechazara el pasado mes de diciembre la propuesta de optar a la Alcaldía de Madrid, que le trasladó el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.