Ruth Beitia, que recogió este lunes el bronce de Londres 2012 que le fue adjudicado nueve años después, en 2021, tras la descalificación de la rusa Svetlana Shkolina, declaró que la medalla es "fruto de un sueño que nació" en los Juegos de Barcelona'92.
La exatleta cántabra fue inicialmente cuarta en la final de salto de altura que ganó la rusa Anna Chicherova -también sancionada por dopaje en Pekín 2008 y Berlín 2009- con 2,05 metros, seguida de la estadounidense Brigetta Barrett con 2,03 y Shkolina con la misma marca.
Cuatro años después de aquella cita en Londres se destapó el llamado 'informe McLaren', una investigación de la Agencia Mundial Antidopaje llevada a cabo por el catedrático de Derecho Richard McLaren.
La investigación reflejaba una trama de dopaje organizado de Rusia ocultando los positivos entre 2011 y 2015, lo que habría beneficiado deportivamente a Shkolina.
Tras las pertinentes alegaciones, debido a la sanción de World Athletics, el Comité Olímpico Internacional (COI) hizo oficial el 13 de noviembre de 2021 el cambio de la clasificación en la final de salto de altura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 tras el dopaje de la rusa Svetlana Shkolina. Esa decisión benefició a Ruth Beitia, que pasó de ser cuarta a tercera.
"Diez años después ha llegado este momento. Esta medalla teníamos que haberla tenido en ese momento pero la historia se ha escrito así. Me siento muy feliz de estar con mi 50 por ciento, Ramón Torralbo, mi entrenador, y creo que esta medalla es fruto del trabajo y de un sueño que nació en Barcelona 1992 viendo ganar a Fermín Cacho, Antonio Peñalver o Daniel Plaza. Para mi era algo increíble", dijo Beitia, tras recoger la medalla.
"Agradezco al Comité Olímpico Español por este día tan maravilloso, por recogerlo en la casa del atletismo español y muy especialmente a Alejandro Blanco, al que adoro, y a mi presidente Raúl Chapado. Había invitado a José María Odriozola, que era presidente de la RFEA cuando gané, pero está con covid", señaló la deportista cántabra, que dijo sentirse "privilegiada" por todo lo que está viviendo.
La campeona olímpica de salto de altura de Río 2016, que se retiró en 2017 y que se dedica a transmitir su amor a este deporte a los niños, es la única atléta femenina española con dos medallas olímpicas.
"He nacido en una familia de deportistas. Mis padres siempre pensaron que el deporte debía ser educación. Ramón Torralbo me cogió con once años para cumplir un sueño y las medallas son fruto de un camino en el que nos hemos caído muchas veces y nos hemos levantado, porque no todo ha sido maravilloso, pero hemos sabido reinventarnos, motivarnos y seguir compitiendo con la misma sonrisa siempre", apuntó.
Ruth Beitia agradeció el "apoyo mostrado siempre" por Alejandro Blanco, que calificó a la atleta como "leyenda del deporte español". "La palabra leyenda es muy grande pero la historia me tenía deparada una vida así. He recogido todo el trabajo sembrado", declaró Beitia, que donará en unos meses su medalla al Museo del Deporte de Santander.
"La dejaré allí, aunque por ahora la pasearé un poco. Quiero que quede escrito, para el recuerdo, que las personas como yo, que tuvieron un sueño, lo cumplieron. Hay que trabajar los sueños porque a veces se pueden hacer realidad", concluyó.