Sánchez basa su discurso de investidura en atacar a la "derecha retrógrada"

El discurso de investidura de Pedro Sánchez ha dejado este miércoles muchas imágenes. Una de ellas, cuando recibía los aplausos de la bancada socialista y de sus compañeros de gobierno. Todos, salvo dos, Irene Montero e Ione Belarra, que se mantenían en sus escaños sentadas sin aplaudir. Las dos, de Podemos.

A las 11.25 horas el candidato entraba por la puerta trasera del Congreso en la calle Zorrilla. Lo hacía en el coche oficial hasta el patio interior y con un Congreso blindado, sin presencia de ciudadanos en la calle, a diferencia de la investidura de Feijóo en la que sí se permitió el acceso al público. Sánchez evitaba así cualquier atisbo de protesta cercana. Dentro recibía el aplauso de los suyos, pero no de las dos ministras de Podemos.

En su primera intervención ante los diputados para pedir su confianza, Sánchez ha justificado la amnistía a los independentistas porque las circunstancias, dice, son las que son.

Las alusiones a la "derecha retrógrada" han sido contantes. El candidato ha empleado la mayor parte de su tiempo en atacar a PP y Vox, y especialmente a Núñez Feijóo por pactar con el partido de Abascal tras las elecciones municipales y autonómicas.

Ha atacado también a las comunidades gobernadas por el PP. Un discurso plagado de acusaciones y de comparaciones de las fuerzas de la derecha con Trump y Orban.