La procesionaria se adelanta este año debido a las temperaturas poco habituales para un mes de enero. Los técnicos de Sanidad Ambiental ha alertado de que está comenzando la plaga de este tipo de oruga, cuando lo habitual es que tenga lugar entre marzo y junio. Afecta a los pinos y a otras coníferas como los cedros.
En la Casa de Campo de la capital los operarios ya hace semanas que trabajan en la eliminación de los nidos de este lepidóptero.
Aseguran que es el momento de realizar la intervención, antes de que las orugas empiecen a procesionar. Ya se las ha visto en tierra pero vuelven a las bolsas con el cambio de temperatura.
Sus pelos, cerca de 500.000 por cada oruga, son peligrosos por contacto o incluso sin que exista este. No tienen ningún tóxico y el efecto se produce por irritación, más en el caso de personas sensibles o mascotas que pueden sufrir episodios muy graves.