Sigue la controversia por el pacto entre la UE, España y Reino Unido sobre Gibraltar
Para Josep Borrell, la reforma del Tratado para que las decisiones sobre Gibraltar pasen por España "va a misa"
Ciudadanos dice que se trata de "una declaración sin consecuencias jurídicas"
La oposición discrepa del acuerdo alcanzado con Bruselas en relación a Gibraltar y pide explicaciones del Gobierno en el Parlamento. Ciudadanos considera que la reforma del artículo 184 del Tratado de Retirada presenta "una declaración sin consecuencias jurídicas". Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, recuerda que incluso Reino Unido entiende que la premisa de que las negociaciones respecto al Peñón pasarán por Madrid ante cualquier instancia. "Como se dice vulgarmente, va a misa", declara el ministro.
El Gobierno español defiende el acuerdo alcanzado en Bruselas e insiste en que España tendrá la última palabra en cualquier negociación sobre Gibraltar que mantengan el Reino Unido con la Unión Europea. La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, ha asegurado que se respetarán los derechos de los trabajadores españoles en el Reino Unido, más allá de la entrada en vigor del Brexit el 1 de enero de 2021. Cuando concluya el periodo transitorio, "habrá que establecer acuerdos con el Reino Unido" para ver las condiciones y derechos con las que se comenzará a trabajar allí y viceversa.
Podemos ha remarcado la importancia del efecto que tendrá el Brexit en el Campo de Gibraltar, ya que la economía del enclave británico "representa el 24% del total de los puestos de trabajo" de la comarca y "más de 13.000 trabajadoras" cruzan la verja diariamente. Además, ha registrado en el Congreso una proposición no de ley en la que pide un plan de "regeneración socio-económica sostenible" y exige al Gobierno que reclame más recursos a la Unión Europea para invertir en infraestructuras, como crear un tren alrededor de la bahía, entre Algeciras y La Línea de la Concepción.
Tras alcanzar un acuerdo en Bruselas, la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, afronta el segundo reto: lograr aprobar el Tratado en el Parlamento Británico, en el que ni laboristas ni unionistas le respaldan. Reglamentariamente, May podría someter el acuerdo a una segunda votación si fracasara, pero tendría que pedir ayuda a Bruselas para reformular el texto del Tratado de Retirada. Los eurofilos dentro del Parlamento Británico planean ya una moción de censura, un adelanto electoral o incluso un nuevo referéndum sobre el Brexit.
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