Las caceroladas contra el Gobierno se multiplican en Madrid

Se extienden las protestas contra el Gobierno de Sánchez por Madrid y por España. Este domingo, a las nueves de la noche, se producían en numerosos puntos de capital y de la región.

En Vallecas, una decena de vecinos protestaba contra el gobierno. Enfrente decenas de transeúntes les increpan. En medio, la Policía Nacional y la Municipal. La cosa no fue a mayores.

Más populosa fue la cacerolada en Núñez de Balboa. Decenas de personas protestaban en movimiento. Los agentes pedían a aquel que se paraba respetar las medidas de seguridad.

Protestas también en avenida de América, en Las Tablas, en Conde de Casal, en Ibiza, en Paseo de la Habana y en otras ciudades de la Comunidad, como Aranjuez, Alcorcón o Alcalá de Henares.

En Galapagar, varias personas protestaron en los alrededores de la casa del vicepresidente Pablo Iglesias, también en Ferraz, frente a la sede del Partido Socialista.

El Delegado del Gobierno insiste, la Policía no está para coartar la libertad de expresión, sino para proteger la salud de todos. En una entrevista en 'Onda Madrid', José Manuel Franco, ha asegurado que la Delegación de Gobierno en Madrid no tendría "inconveniente" en autorizar manifestaciones en contra del Gobierno, como las que se están produciendo en diferentes barrios de la capital y municipios, siempre que "se preserve la salud manteniendo la distancia social y cumpliendo la ley"."Eso sí, seguiremos vigilantes para preservar la salud de los madrileños. No vamos a impedir que la gente se manifieste siempre que se respeten medidas de seguridad y sea un ejercicio de responsabilidad", ha dicho.

"La actuación de la Policía está siendo impecable y muy respetuosa. Hay gente que nos acusa de que la Policía está siendo blanda. Tiene una labor pedagógica increíble y a quienes no cumplen la ley o ponen en peligro la salud, se les identifica", ha señalado indicando que la Policía Municipal de Madrid está colaborando "en la medida de sus posibilidades".

Desde la Comunidad, su vicepresidente, Ignacio Aguado, dice entender los motivos del descontento, pero pide responsabilidad.