Los casos de acoso escolar registrados descendieron a la mitad en 2017 debido a la mayor implicación del profesorado y las administraciones, pero fueron más graves, violentos y frecuentes.
El "III estudio sobre acoso escolar y ciberbullying según los afectados", elaborado por la Fundación ANAR y Fundación Mutua Madrileña y presentado hoy en Madrid, destaca que permanece el acoso de intensidad media y grave: los hechos perpetrados fueron más crueles y los agresores más perseverantes en 2017.
Las conclusiones del estudio parten del análisis de las 36.616 llamadas recibidas por el teléfono ANAR y los 590 casos de acoso contrastados y gestionados en 2017 (frente a los 1.207 del año anterior).
Aún, la tercera parte de los menores acosados no cuenta el problema ni a padres ni a profesores; el resto tarda entre 13 y 15 meses en pedir ayuda.
Por tipología, la cuarta parte del acoso se produce en redes sociales, sobre todo a través de mensajes de WhatsApp y en forma de insultos y amenazas.
Mientras el perfil de la víctima de acoso escolar tiene una media de 10,9 años y lo sufren casi de igual manera chicos que chicas (53,2 % ellos, 46,8 % ellas), el ciberacoso comienza más tarde (la media es de 13,5 años) y son más las adolescentes víctimas: el 65,6 %.
Nueve de cada diez afectados padece problemas psicológicos como ansiedad, depresión o miedo permanente, y el 14 % tiene que cambiar de centro escolar como consecuencia del acoso.
En cuanto al perfil del agresor, suele ser un varón de 11,3 años en el acoso escolar y de 13,9 años en el "ciberbullying". El número de chicas agresoras bajó del 25,7 % de 2016 hasta el 18,3 % en 2017, mientras que el de varones se mantuvo.