Brasil celebra estos días su fiesta más esperada del año: el Carnaval. El sambódromo de Río de Janeiro se llena de carrozas y comparsas. Una explosión de música y desenfreno en la que los cariocas también aprovechan para la denuncia de temas sociales.
Un desfile dedicado a Xangó, la divinidad afrobrasileña que representa a la Justicia y que clamó por el fin de la impunidad y de la discriminación contra las minorías, sacudió este domingo el sambódromo y parte como favorito al título de mejor del carnaval de este año.
Pero lo que más emocionó a los 72.500 espectadores del sambódromo fueron las referencias al fin de crímenes como la corrupción, el lavado de dinero y los abusos de los políticos, en un país sacudido en los últimos años por varios escándalos de este tipo. Al final del desfile, cargando sus respectivas banderas, activistas de grupos que defienden las minorías, como homosexuales, mujeres, negros e indios, pidieron el fin de toda discriminación.
También emocionó al público la tecnología de sus gigantescas carrozas alegóricas, como la del barco pirata con una cascada de agua en el medio.