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Cáritas nos muestra en su último informe la factura social de los últimos 10 años, cuando empezó la crisis económica. Señalan una recuperación a dos velocidades entre los integrados y los excluidos de la sociedad.

Los más vulnerables, se quedan más rezagados. Dice su informe que la exclusión social severa ha crecido un 40%. Son más de 4 millones de personas. Pero también destaca que casi la mitad de la población (48%) disfruta de integración plena alcanzando por poco los niveles previos a la crisis.

Por otra parte, los datos de la encuesta ponen de manifiesto que 1 de cada 5 personas en exclusión está afectada también por problemas de vivienda, empleo y salud. Además, se constata que el empleo no asegura la integración, debido a los bajos salarios y la temporalidad y la mitad de las familias en las que hay un empleo no disfrutan de una situación de integración plena.

La brecha de sexo también repunta en el espacio de la exclusión y, en 2018, existen situaciones de exclusión en el 16 % de los hogares en los que el sustentador principal es un hombre, mientras que este dato sube hasta el 20 % cuando la cabeza de familia es una mujer.