En el siglo XVI, lo que hoy es la Plaza de España lo ocupaban las huertas de hortaliza y se conocía a la zona como las ‘huertas de Leganitos’. Las verduras se regaban con el agua del arroyo que bajaba por la calle Reyes hasta el Río Manzanares. Las cartografías de la época muestra cómo eran las huertas.
Más tarde, el rey Carlos III compró los terrenos para levantar un convento. Los monjes nunca llegaron a ocuparlo y en su lugar se levantó el cuartel de San Gil. El lugar pasó a llamarse plaza de San Marcial.
A comienzos del siglo XX, se proyecta la construcción de un gran espacio, lo que provocó el derribo de edificios cuyos restos han aparecido ahora. El cuartel de San Gil es demolido en 1909 y nace la Plaza de España.
Unos años más tarde, en 1916 se celebra el tercer centenario de la muerte del más insigne de nuestros autores: Miguel de Cervantes. Las celebraciones culminan con un monumento que se instalará años después en el centro del lugar, que todavía no tiene apariencia de plaza. Ésta llegaría con la construcción de la Torre de Madrid y el Edificio España en la década de los 50.
La Plaza de España se convierte en el nexo de unión entre Gran Vía y la calle Princesa. Edificios como la Casa Gallardo o la Compañía Asturiana de Minas, forman parte también de su historia.
Desde entonces ha sido inmortalizada en multitud de fotos históricas, como las tomadas durante la guerra civil o durante la construcción del aparcamiento subterráneo en los años 60. O las manifestaciones de estudiantes de 1976. Todo el que pasaba por Madrid quería hacerse una foto en la Plaza de España.
Cien años después, la plaza continúa siendo todo un símbolo para los madrileños. Con el siglo XXI ha llegado la nueva reforma se ha convertido en un espacio de 70.000 metros cuadrados, más verde y habitable, y las fotos han pasado a ser ‘selfies’