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Un año más, se cumple la tradición. Centenares de mascotas han desfilado frente al hisopo del padre Ángel. Perros, gatos, tortugas, ratas, pájaros. Una tradición que cada año reúne a decenas de animales de todo tipo en un ambiente festivo en el entorno de la iglesia de San Antón.

Un San Antón con su dosis de polémica: Una ordenanza contra el ruido ha impedido que la banda de música toque en la calle.

La tradición de los panecillos, de los que se reparten unos 80.000, se debe a los que comía el santo ermitaño durante su ayuno y los esfuerzos que hacía por evitar las tentaciones. La poca humedad de la masa hace que puedan conservarse durante meses.

Esta fiesta se popularizó en el Madrid del siglo XVIII.