¿Qué ha quedado del 15M diez años después?
El movimiento que arrancó en la Puerta del Sol consiguió en dos años llegar a los órganos de representación
La precariedad laboral, el feminismo, la transparencia o la regeneración política y democrática volvieron al debate social tras aquellas jornadas en la Puerta del Sol
Se cumplen 10 años de uno de los mayores movimientos sociales de la democracia, el 15-M. Una protesta social, nacida de la crisis financiera de 2008, con epicentro en la Puerta del Sol que criticaba a la clase política, su manera de gobernar, que levantó la voz contra la corrupción, la especulación y la crisis económica.
Los autodenominados 'indignados' rescataron causas invisibles, como la lucha contra los desahucios, el feminismo o la participación ciudadana en la política. Una década después nos preguntamos, ¿qué ha quedado de ese movimiento?, ¿cual es hoy su herencia política?.
El 15 de mayo de 2011 comenzaron a plantarse las primeras tiendas de campaña en Sol. Acampadas masivas de personas de todas las edades, aunque en su mayoría jóvenes, que clamaban contra las injusticias sociales y exigían la regeneración de la vida política en el país.
De Sol al Congreso y al Senado
Dos años después el movimiento 15M irrumpió en las urnas capitalizado por Podemos. Si el 15M toma forma en Madrid, en Cataluña surge otra formación, Ciudadanos. Ambas ponen fin al bipartidismo.
Una década después este panorama se ha desdibujado, aunque no del todo. Se mantiene, por ahora, la pluralidad política. Es cierto que el voto no es tan cautivo y fluctúa de un lado al lado opuesto.
Del 15M salió una sociedad mas comprometida, demandante de políticas de transparencia y mas participativa. El movimiento rescató para el debate social temas como el Feminismo y la lucha contra precariedad laboral.
Entre las grandes transformaciones pueden contarse la renovación de liderazgos en casi todos los partidos. La aparición de otros nuevos y el uso de las redes sociales como medios de comunicación alternativos y el empleo masivo de la digitalización que, en opinión de algunos expertos, facilita crear un movimiento social de la noche a la mañana.
La indignación de entonces continúa acrecentada por la pandemia. De esa indignación se ha pasado a un clima de incertidumbre y también a cierta inestabilidad institucional.
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