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Las obras de reforma de la piscina cubierta de Brunete terminaron hace semanas y debería de haber abierto ya sus puertas.

El problema viene de que las empresas adjudicatarias de su explotación que ganaron el concurso no han presentado los avales necesarios y la concesión ha quedado desierta por lo que las instalaciones permanecen cerradas y hay 11 empleos que penden de un hilo. Los trabajadores están a punto de entrar en un ERTE.

Los vecinos de Brunete si quieren nadar bien por prescripción médica o por afición, se ven obligados a tener que ir a la más cercana, que es una piscina privada de un colegio de Sevilla La Nueva.

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La oposición culpa al gobierno municipal de sacar el concurso tarde y el alcalde José Manuel Hoyo promete a los vecinos que habrá pronto una empresa concesionaria y que se devolverá el precio de la matricula a los que hayan pagado.

Los usuarios mientras siguen recogiendo firmas para que la piscina de invierno abra pronto.