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En Finlandia crecen las sospechas de que la filtración de un polémico video protagonizado por la primera ministra, Sanna Marin, podría ser obra de la inteligencia rusa que considera al país nórdico, tradicionalmente neutral, un nuevo enemigo tras su acercamiento a la OTAN.

La filmación original, fue publicado en un grupo privado de Instagram al que pertenece Marin, pero luego alguien lo difundió en las redes sociales.

El video muestra a la primera ministra bailando alegre y sonriente en una fiesta con otros famosos del país báltico. Según algunos medios locales, en la filmación se oye a los asistentes a la fiesta mencionar la palabra "jauhojengi" (literalmente, la pandilla de la harina) y puede dar a entender que en la fiesta se consumió cocaína.

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El video, difundido por el diario sensacionalista 'Iltalehti', ha recibido tantas críticas como muestras de apoyo por parte de los finlandeses.

La primera ministra, una de las mujeres más populares e influyentes del mundo, ha tenido que salir al paso de las críticas y rumores declarando que bebió alcohol, pero no consumió drogas.