Familiares de secuestrados por Hamás en su ataque del pasado 7 de octubre reclamaron este jueves en Madrid ayuda de la comunidad internacional para la inmediata liberación de los 224 rehenes del grupo terrorista y que la Cruz Roja en Gaza pueda acceder a ellos para comprobar en qué condiciones se encuentran.
En una rueda de prensa a la que asistió la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, los parientes de los secuestrados narraron la crudeza de lo vivido en el ataque de Hamás contra Israel en el que asesinaron a 1.400 personas y secuestraron a, al menos, 224 ciudadanos, que estarían retenidos en Gaza.
“Nuestra llamada es para que la sociedad española se una a nosotros en estos esfuerzos para que más de 220 ciudadanos inocentes regresen a su casa”, señaló la embajadora, antes de que Maayan Sigal-Koren narrara cómo los terroristas atacaron el kibutz Nir Yitzhak.
Explicó que su familia también tiene nacionalidad argentina, y cómo siempre creyó que para los judíos el mejor lugar para estar seguros era Israel. “Ya no es seguro”, consideró.
“Mi madre es abuela, yo tengo dos hijos, y me preguntan dónde está, y por qué no se puede entrar en Gaza a traerla. Vine para pedir que España y todo el mundo no callen y exijan la liberación de mi familia”, explicó.
“Hamás no le da medicación. No sé en qué condiciones está la pareja de mi madre. Dimos todo el listado de medicamentos que necesitan, la pasamos a la Cruz Roja, pero Hamás no les deja entrar ni ver a las familias”, aseveró. “Si no los liberan que dejen que les vea la Cruz Roja. Yo sólo quiero abrazar a mi madre y mi familia. No me importa si va a ser una solución diplomática u otra”, remarcó.
La historia de Merav Mor Raviv no es muy diferente. Su hermano, su sobrino y la esposa de su hermano fueron secuestrados en el kibutz Nahal Oz. En el kibutz vivían 400 personas y sólo 100 sobrevivieron, pero los cuerpos de sus familiares no han sido encontrados, por lo que dan por hecho que están retenidos por Hamás.
Merav contó cómo los terroristas quemaron las casas para que las personas salieran de sus refugios, e incluso cómo usaron a un chico de 14 años para que llamara en hebreo a sus vecinos, que fueron saliendo y los asesinaron, al igual que al adolescente.
Uno de los testimonios más impactantes fue el de Naama Weinberg, cuyo primo Itai Svirsky fue secuestrado después de que los miembros de Hamás asesinaran a los padres de Itai. “Tengo la esperanza de que pueda volver pronto a casa”, sostuvo. “No es un problema de Israel, es de todo el mundo. Necesitamos hablar de ello y pedir ayuda a la Cruz Roja, que no ha podido visitar a ningún secuestrado”.
Por último, habló Yulie Ben-Ami. Sus padres, Ohad y Raz, fueron secuestrados en el kibutz Beerí. Yulie, a quien acompañó su pareja Roberto César Padrón Meyer, vivió en primera persona el ataque. A primera hora del 7 de octubre recibió un mensaje en el que le avisaban de que unos cien terroristas habían entrado en el kibutz, y se escondió en el refugio de su casa.
“Una hora después recibimos una foto de mi papá en Gaza, con su pijama”, relató. Mientras tanto, dijo, ella y su hermana se encontraban en el refugio en silencio, y allí siguieron hasta que el Ejército de Israel acudió a rescatarlas.
“Yo ahora no tengo hogar, no tengo casa”, recalcó. Una semana después del ataque, “recibí una foto de mi mamá en su pijama. Ella está muy enferma, no sabemos cuánto tiempo va a poder sobrevivir sin sus medicamentos”, lamentó.
“Estamos pidiendo el apoyo de todo el mundo para que los rescaten. Los extraño. Ellos no hicieron nada, no tienen nada de culpa. Sólo pedimos ayuda del mundo para que regresen a casa”, recalcó. “Quiero que el Gobierno de Israel primero comience a negociar para rescatar rehenes. Y después acabar con la organización terrorista Hamás”, apostilló la joven.