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La OTAN al fin ha respondido esta tarde ante el avance talibán. Advierten al nuevo régimen: no consentirá que vuelvan a establecerse bases terroristas en Afganistán. Además, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, culpó este martes a los dirigentes afganos de que el país sucumbiera a manos de los talibanes y de no haber sido capaces de lograr una solución pacífica

"Este fracaso de los líderes políticos afganos ha llevado a la tragedia que estamos presenciando hoy”, indicó el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa tras una reunión del Consejo del Atlántico Norte para abordar la crisis en Afganistán.

El gran dilema

Tras 20 años de presencia militar aliada en el país asiático, a raíz de los atentados de Al Qaeda en Estados Unidos que causaron 3.000 muertos en 2001, la retirada de las tropas internacionales de su territorio desde mayo ha acelerado la toma de control de los talibanes.

"Parte de las fuerzas afganas combatieron valientemente, pero no fueron capaces de mantener seguro el país porque, al final, los líderes políticos fracasaron en hacer frente a los talibanes y lograr la solución pacífica que los afganos querían desesperadamente", enfatizó Stoltenberg.

El político noruego, que se dijo "profundamente entristecido" por la situación en la que se encuentra Afganistán tras los esfuerzos aliados por combatir al terrorismo internacional y tratar de formar a las fuerzas de seguridad afganas, aseguró que la Alianza se enfrentaba a un "serio dilema".

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"O irnos y correr el riesgo de ver que los talibanes recuperaban el control, o quedarnos y arriesgarnos a renovados ataques y a una misión de combate abierta", señaló.

Stoltenberg recordó que "nunca fue nuestra intención permanecer en Afganistán para siempre", sino garantizar tras los atentados del 11-S que Afganistán no se convirtiera en un nido de terrorismo islámico, y que en los últimos años la OTAN pasó de tener en el país asiático más de 100.000 tropas a menos de 10.000 "y, ahora, cero", porque el objetivo principal estaba cumplido.

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Recordó que en febrero del año pasado el Gobierno de Donald Trump firmó un acuerdo con los talibanes para poner fin en mayo a la presencia militar estadounidense en Afganistán, un pacto que “los aliados celebraron”.

Stoltenberg también explicó que la OTAN se centra ahora en garantizar la "salida segura" del personal de países aliados y socios, así como de "los afganos que nos han ayudado". Unos 800 trabajadores civiles de la Alianza permanecen en Afganistán para asegurar "funciones clave en un entorno de desafíos", como el control del tráfico aéreo, el repostaje y las comunicaciones, mientras que fuerzas militares en particular de Turquía, Estados Unidos y el Reino Unido juegan un "papel vital" para proporcionar seguridad al aeropuerto de Kabul.