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La mítica obra ‘Turandot’, de Giacomo Puchini, llega al Teatro Real con todo un universo de fantasía gracias a un enorme despliegue de vestuario e iluminación.

El Teatro Real ofrece, entre los días 30 de noviembre y 30 de diciembre, 18 funciones de una nueva producción de Turandot, en coproducción con la Canadian Opera Company, el Teatro Nacional de Lituania y la Houston Grand Opera. Se estrena en Madrid antes de recalar en los demás teatros.

Sombras, máscaras y siluetas

Turandot vuelve con dirección de escena, escenografía e iluminación del dramaturgo texano Bob Wilson. El empeño de Wilson en jugar con las sombras, las máscaras y la siluetas no es gratuito. Su desafío a la hora de dirigir el 'Turandot' de Puccini es conseguir que la gente escuche, que no se distraiga con el vestuario de quienes pueblan el escenario.

Quiere dejar tiempo para que la música abra los ojos de los espectadores en un mundo trufado de ruido.

Un cuento de hadas

Bob Wilson describe Turandot como un cuento de hadas. “Un cuento de hadas extraño, que describe un mundo ajeno al real, y lo que hace que nos identifiquemos con estos personajes es que, en primer lugar, son exóticos, y también hay una característica común en ellos, que es la búsqueda del poder, la ambición por alcanzarlo”.

Wilson, con siluetas a contraluz, máscaras y movimientos casi rituales, cuenta la leyenda de la sanguinaria princesa china, enmarcada en su espacio escenográfico ‘natural’, que entronca directamente con el milenario teatro de sombras oriental.

Encabezan los elencos de Turandot dos sopranos que debutan en el Teatro Real: la sueca Irene Theorin y la ucraniana Oksana Dyka, junto con las sopranos españolas Yolanda Auyanet y Miren Urbieta-Vega, como Liù. Giacomo Puccini murió en 1924 sin terminar la partitura de Turandot.