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En Madrid, el sector de las librerías sobrevive con dificultad tras la caída de las ventas. Algunos establecimientos históricos corren peligro y es sintomático que la librería más antigua de Madrid, fundada en 1862, esté a punto de echar el cierre. Se trata de la librería Moya, en el número 29 de la calle de Carretas, que ya tiene colgado el cartel de 'Liquidación por cese de actividad'.

Renovarse o morir parece el lema de un gremio que en su día dio nombre a una calle y que hoy resiste en silencio. No quieren ser solo un reclamo turístico ni convertirse en estatuas de sal. La riqueza de Madrid también son sus librerías.

Las cifras confirman que lo peor ha pasado, aunque el pulso es todavía débil. En 2018 se cerraron 5 librerías en Madrid y se abrieron seis.

Casi todas las librerías comparten el diagnóstico: se venden menos libros a un público cada vez más adulto. Quizá no se lee menos, pero se lee distinto. Las copias digitales, la piratería o el cambio de hábitos están convirtiendo las librerías en la última trincheras del siglo XX.

Joyas madrileñas para leer

Todavía es posible encontrar tesoros poco conocidos en el corazón de Madrid. La Librería Bardón es uno de ellos: un rincón consagrado a los libros antiguos y a un coleccionismo bibliófilo en retroceso. Pero ya se asoma un problema: ni tiene relevo generacional.

La buena Vida, la librería de Jesús Trueba, también es un ejemplo de lucha contra el desánimo. Realiza actividades para jóvenes y aspira a ser un referencia de vida cultural en el centro de Madrid. Similar a Cervantes y Compañía, un local de éxito convertido en emblema de Malasaña.