Corea del Norte amenaza a Occidente lanzando un misil balístico

Entre las guerras de Gaza y Ucrania, se abre paso otra amenaza, contenida pero latente, la de Corea del Norte. Su presidente, Kim Jong-Un, dice que están al borde de una guerra nuclear sin precedentes.

Sus objetivos: destruir Estados Unidos y a sus vecinos del Sur.

Ha sido esta semana, durante el pleno del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea, en una reunión de estilo muy peculiar, al menos a ojos occidentales. “Debemos acelerar, dice Kim, los preparativos de guerra frente a los movimientos anti-Corea de EEUU y sus fuerzas vasallas”. De sus palabras se deduce que el país continuará con las pruebas para modernizar su arsenal nuclear. Durante un encuentro con las tropas que participan en el programa nuclear, al que ha asistido junto a su hija Kim Ju-Ae, el líder norcoreano ha asegurado que no durará en lanzar un ataque nuclear contra sus rivales si es provocado.

El lunes Corea del Norte llevó a cabo su primera prueba de misil balístico intercontinental en cinco meses, el lanzamiento del Wasong-18. El misil voló a más de mil kilómetros por hora, alcanzando una altitud de 6.500 kilómetros, alcanzando con precisión el objetivo previsto, en alta mar.

El lanzamiento ha sido condenado por Estados Unidos, Japón y Corea del Sur como una flagrante violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

“Hemos condenado enérgicamente a Corea del Norte, dice el viceministro de Defensa japonés Singo Miyake, y hemos hecho una protesta solemne por vías diplomáticas”. “Condenamos, dice el jefe del Estado Mayor de Corea del Sur, Li seug-o, la temeraria provocación de Corea del Norte, que aumenta las tensiones militares en la península coreana”.

La postura de China, sin embargo, es otra. “Los intentos de resolver la situación mediante la disuasión militar, dice el portavoz de Exteriores Wang Wenbin, no funcionarán. El dialogo es la vía fundamental para superar la cuestión”.