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En pleno invierno, las chimeneas tienen que estar a punto porque el hollín puede provocar incendios.

De eso se encargan los deshollinadores: un oficio que puede parecer de otra época, pero que sigue siendo necesario.

Hasta el punto de que han pasado del peligro de extinción hace unos años al auge actual, debido al precio de la energía.

Eso sí, se han modernizado con nuevas máquinas para que los trabajadores no corran los riesgos de hace años.

Los profesionales aconsejan acudir a personal cualificado.