La Ermita de San Blas reabre sus puertas tras cinco años de obras de restauración
La Comunidad de Madrid ha terminado los trabajos de restauración de la Ermita de San Blas, una iglesia parroquial de la antigua población de Canillejas, que se encontraba en proceso de reparación desde el año 2016.
La consejera de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera, ha visitado este domingo la ermita donde ha reiterado "el compromiso del Gobierno regional con la conservación" y ha tildado al templo de "joya patrimonial", según declaraciones recogidas por los periodistas en el acto.
"La Comunidad ha invertido cerca de 830.000 euros. Había muchísimo trabajo que hacer y creo que hay que felicitar a los responsables porque no era nada fácil (...) Para mí es un día de satisfacción y espero que para los vecinos también lo sea", ha expresado.
Desde el origen, la ermita, levantada en 1960, ha sufrido muchas intervenciones que han transformado el espacio y han hecho desaparecer partes de sus bienes e inmuebles.
Desde el año 2016, se llevan desarrollando las obras de restauración y en la última intervención se ha descubierto distintas pinturas murales que representan a las figuras de San Joaquín y Santa Ana.
INVERSION DE LA CATEDRAL
La inversión realizada en la restauración integral de la ermita y la restauración de sus pinturas murales, desde el inicio de los trabajos en el año 2016, asciende a cerca de 830.000 euros.
En el año 2016 se realizaron los arreglos de cubierta y fachadas, restaurando íntegramente la espadaña y sus campanas, como paso inicial para consolidar la estructura de ladrillo, en muy mal estado, con una inversión de casi 400.000 euros.
En septiembre de 2019 se restauró el interior del templo, saneándose las humedades del subsuelo y colocando un nuevo pavimento. Se recuperaron los huecos de paso entre las capillas laterales, se instaló una nueva iluminación, se cambiaron las ventanas de la nave y se colocaron nuevas vidrieras.
La intervención en los paramentos verticales mostró mediante catas estratigráficas los colores originales de la pintura de la iglesia, permitiendo recuperar su imagen original. En la ejecución de estas obras, en 2019, se invirtieron más de 280.000 euros.
Esta última intervención supuso el hallazgo de las distintas pinturas murales: la leyenda que recorre la moldura que marca el arranque abovedado del presbiterio en tres de los cuatro lados y que hace referencia al fundador de la ermita, el Conde de Canillas, y un trampantojo de una altura de unos dos metros aparecido en el paramento del presbiterio que da acceso a la cripta a nivel del suelo.
Este representa las figuras de San Joaquín y Santa Ana, que parecen proteger a la figura de la Virgen que se situaba en el hueco de la ventana bajo la figura de Dios Padre. En 2020 se acometió la laboriosa restauración de estos murales, junto con la intervención en la cripta situada bajo el presbiterio de la nave.
Además, se restauró el pavimento original en damero realizado con piedra caliza y pizarra, apareciendo en una parte el anterior pavimento de baldosas de barro. La inversión realizada en esta fase fue de casi 150.000 euros
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