El botánico Eduardo Barba es considerado el jardinero más fiel de la pinoteca madrileña, y es que ha estudiado más de 1.000 obras del Museo del Prado, y ha llegado a catalogar más de 350 especies distintas de plantas.
Sustituye el lienzo por la tierra de plantación, los marcos por sus tiestos y los trazos de óleo son pétalos y hojas. Por ello, no deja de estudiar los óleos sin pasar por alto un detalle herbáceo o floral. Hasta las más diminutas plantas son objeto de su estudio.
Son cinco años de investigación y, como el mismo asegura, cinco años de aprendizaje. Lo que ha sacado en claro es que nada es casualidad, y que las licencias artísticas de los grandes maestros quedan patentes en cada brochazo y en cada especia botánica.