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En un texto de 1795, del botánico José Antonio Cavanilles, ya se hablaba del famoso barranco del Poyo y de las inundaciones mortales. En el texto se hace referencia a municipios como Chiva, Cheste, Torrent o Catarroja y el desagüe en la Albufera de Valencia. Cuenta cómo en 1775 inundó Chiva arrasando edificios y -relata literalmente- "esparciendo cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte". Los efectos de las inundaciones y la gota fría son bien conocidos desde hace varios siglos.

Hay hasta 67 crecidas registradas en el Catálogo Nacional de Inundaciones Históricas. Por eso, para aliviar el riesgo de riadas, se ha estado tramitando sin éxito y a propuesta de la Confederación Hidrográfica del Júcar, una solución que pretendía llevar parte del caudal que desciende del barranco del Poyo mediante un desvío al cauce del Turia.

¿Podría haber evitado la tragedia la presa de Cheste?

Para ello, habría que realizar una conexión en una llena de huertas. Pero la Ley de Protección Huertas del gobierno valenciano anterior, del socialista Ximo Puig, impidió que las obras se hayan realizado, lo que hubiera quizás podido evitar el resultado de la trágica DANA.

Aun así, la Confederación Hidrográfica asegura que hubiera sido muy arriesgado llevar el agua del barranco al Turia porque el cauce del río ya estaba al límite de su capacidad.

Actualmente existe un proyecto dirigido a mejorar la capacidad de desagüe del barranco debajo de la A-3, pero esas obras todavía se encuentran en fase de estudio