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Como si fuera una huella dactilar, un estudio internacional ha demostrado que los bebés, además de los adultos, pueden ser identificados por sus conexiones cerebrales. Un descubrimiento, en el que ha participado la Universidad Politécnica de Madrid, y que ayudará en la detección precoz de enfermedades neuronales.

Nuestro cerebro ya es diferente al de los demás cuando nacemos, aunque aún le quede toda una vida por delante de cambios funcionales. Sin embargo, la clave está en la conectividad estructural, esas autopistas que enlazan las distintas regiones cerebrales que, ahora sabemos, proporciona una huella individual.

Es el primer estudio de estas características realizado en bebés. Los investigadores usaron técnicas de resonancia magnética en los niños pocas horas después del nacimiento y las repitieron semanas después. En un 65% de los casos se logró la identificación gracias a las mediciones estructurales.

El hallazgo podría ayudar en un futuro a la detección precoz de diferentes enfermedades cerebrales.