Vídeo: REDACCIÓN/AGENCIAS | Foto:Telemadrid
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El economista Mario Draghi ha tomado hoy las riendas de Italia como primer ministro con la tarea de gestionar la peor crisis que se recuerda a causa de la pandemia, valiéndose de un "gobierno de unidad" apoyado por prácticamente todos los partidos.

El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) juró ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella, en una ceremonia en el romano Palacio del Quirinale marcada por las medidas de seguridad contra el coronavirus como la mascarilla, la distancia y la ausencia de acompañantes.

Acto seguido lo hicieron sus veintitrés ministros, de ellos ocho mujeres y predominantemente llegados del rico norte. Su equipo está formado por ocho reputados técnicos en plazas clave como Economía o la nueva cartera de Transición Ecológica y quince políticos.

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Draghi sucederá a Giuseppe Conte, que dimitió el pasado 26 de enero, y contará con el apoyo casi unánime de los partidos, excepto de la ultraderechista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, de ahora en adelante su única oposición.

Su principal objetivo: la pandemia

El principal objetivo de Draghi será gestionar una pandemia que ha causado más de 90.000 muertes en Italia y acelerar las vacunas, pues para ello fue elegido por Mattarella, evitando elecciones.

Pero asimismo deberá sanar la enorme crisis económica generada y repartir rápido y bien los 209.000 millones de euros que llegarán desde la Unión Europea en el Fondo para la Recuperación.A tal fin ha puesto a técnicos en carteras dirigidas a modernizar la productividad italiana, pues gran parte de dichos fondos deberán servir a ello, y ha creado el Ministerio de Transición Ecológica.

No obstante, como siempre en la agitada política italiana, otra labor será durar hasta el final de la legislatura en 2023, pues el de Draghi es el Gobierno sexagésimo séptimo en poco más de siete décadas de democracia tras la II Guerra Mundial.

Pero una última tarea, nada desdeñable, será ganarse el favor de la gente, pues por el momento prácticamente no ha mediado palabra, manteniendo inalterada su imagen de hombre sobrio y extremadamente discreto.