Volamos con el Grupo 43 en su lucha contra el fuego
El papel del Ejército del Aire es fundamental para combatir los grandes fuegos
Este año han ayudado en los incendios de Turquía o de Grecia
Se han necesitado seis días de trabajo sin descanso para controlar las llamas en Ávila. Con un perímetro superior a los 130 kilómetros y más de 20 mil hectáreas calcinadas es ya el cuarto peor incendio forestal de la historia en nuestro país.
Más de mil personas tuvieron que dejar su casa prácticamente con lo puesto. Luchando incluso ellos mismos contra el fuego con mangueras y ramas de árbol. Además, en lo peor, en el pico más alto, varios centenares de efectivos trabajaron por tierra y por aire.
El pasado fin de semana pudimos ver 20 helicópteros, uno de coordinación y el resto con sus correspondientes brigadas helitransportadas.
16 de Castilla y León pero también de Madrid, de Castilla la Mancha y de Extremadura. También sobrevolaron las llamas: 2 bombarderos, 3 tres aviones anfibios y uno de control del ministerio de transición ecológica y de defensa.
Es fundamental el papel del grupo 43 del Ejército del Aire, que este verano han luchado contra los grandes fuegos de Europa. Su centro de operaciones está aquí en Madrid.
Desde el aire sueltan toneladas de agua. Con el avión estándar echan a pocos metros de altura hasta 6 toneladas de agua sobre los puntos críticos.
El Grupo 43 del Ejercito siempre trabaja en todo tipo de terrenos con sus 18 aeronaves. Han estado desplegados en los incendios de Turquía y Grecia. En ocasiones con 9 horas de vuelo.
“En zonas de mucha turbulencia a mucha temperatura y agrestes, con muy baja visibilidad” nos cuenta Reinaldo Fernández Boyero, Capitán Piloto del Grupo 43.
Y más recientemente en el de Ávila en Navalacruz. Donde se han quemado más de 22.000 hectáreas.
“Se hizo todo lo que se puedo por paliar la situación, estaba muy próximo a zonas pobladas”.
También fueron fundamentales en el incendio de Cadalso de los Vidrios, de hace 2 años. Fue el más importante de la comunidad ese año y arrasó 2.200 hectareas.
Siempre con todo apunto. En cualquier momento puede surgir la llamada.
Y ya desde el aire piden máxima prudencia al público cuando están cargando agua en embalses y zonas habilitadas. De su rapidez depende una pronta extinción.
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